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Más que sólo ciencia ficción, AKA la humanización tecnológica

Según cifras de Cisco, actualmente existe un número de 19 millones de robots en el mundo y éste se duplica cada 18 o 24 meses. Las expectativas de nuevos modelos son altas y exigen tanto en la ciencia ficción como en la vida real mayor complejidad y capacidad, no es lo mismo imaginar a un robot que cumple funciones a la orden del humano y tiene defectos que pueden dejarlos inactivos por completo, como en el caso de Robbie, a robots que no solo imitan comportamientos del humano sino que tienen la capacidad de ser soberanos y existir independientes de los comandos de los hombres como los Centinelas, o el sistema operativo que conmovió los corazones de los espectadores en la reciente producción de Spike Jonze. La película muestra la capacidad que tiene un sistema operativo de interactuar con un usuario por medio de un dispositivo móvil. La interacción va más allá de una alerta por las mañanas que proviene del calendario virtual o de ordenarle a Siri que busque en Google Maps el camino más corto para llegar a un destino, Her sobrepasa las leyes del modelo funcionalista de Winner, (si recordamos las clases básicas de modelos de comunicación cibernéticos), o como en el cuento de Isaac Asimov  “El Hombre del Bicentenario”, donde se muestra a un robot que logra experimentar sentimientos afines a los hombres y logra el entendimiento de conceptos abstractos como la muerte, la felicidad y la libertad, entre otros.

La ambición crece y los hombres cada día se esfuerzan más por crear modelos más sofisticados, pero aún distan mucho de aquellos que podemos disfrutar solo en el cine. En opinión de Aarón Barrón, miembro y presidente del club de robótica de la Unidad Profesional Interdisciplinaria en Ingeniería y Tecnologías Avanzadas (UPIITA) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), desarrollar un prototipo semejante a los humanos es algo complejo, consideró que la principal diferencia que los divide y que es muy difícil de alcanzar se encuentra en el sentido común del hombre.

Para Alberto Fernández, premio Nacional de Ciencia y Tecnología y alumno de la carrera de tecnología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es muy plausible que en poco tiempo podamos contar con prototipos que puedan asemejarse a las características del hombre, con la gran diferencia que estos no podrán experimentar emociones ni sentimientos. “No estamos lejos de ver desarrollos similares a las capacidades de los hombres; que cuenten con la habilidad de aprender solos e incluso enseñar a otros robots las habilidades que aprendieron”, comentó.

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