Reportaje

El mundo conectado sigue rodando

Una infraestructura en la nube
A través de los años, la evolución de la conectividad en redes ha propiciado que tanto personas como organizaciones aprovechen con mayor frecuencia las prestaciones de las redes.
Para ello, han surgido diversas aplicaciones que van desde compartir ficheros e imprimir vía red hasta servicios que se mantienen en la nube, sin necesidad de inversión en una infraestructura física. Por ejemplo, ahora es muy común escuchar hablar de cloud computing, donde residen las aplicaciones que una empresa necesita para su cotidiano desempeño.
Dentro de las ventajas de trabajar bajo este esquema está la nula o mínima inversión en hardware y mantenimiento, así como la posibilidad de aumentar o disminuir el consumo de los recursos (hardware o software) inmediatamente y en algunos casos automáticamente.
Los pagos son en función de la demanda, permitiendo un control más eficiente de los mismos y accesar a procedimientos de seguridad, disponibilidad y performance más avanzados de los proveedores con experiencia y conocimientos en este tipo de servicios, con acceso a los recursos desde cualquier punto geográfico.
Las nubes suelen apoyarse en tecnologías como la virtualización, técnicas de programación como multitenancy y/o habilidades para la escalabilidad, balanceo de carga y rendimiento óptimo, para ofrecer el recurso de manera rápida y sencilla.
A la par, hay tres niveles en función de los servicios que actualmente se ofertan: infraestructura, plataforma y software como servicio.

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