Reportaje

RFID: Antes, ahora ¿y después?

Aunque la tecnología tiene su origen en los años 40 y ha sido utilizada en diversas aplicaciones, actualmente cobra relevancia por la posibilidad de implantarse en el retail, lo cual demanda preparación del mercado mexicano para lo que puede ser una promesa o desilusión de negocio.

RFID, acrónimo del inglés Radio Frequency IDentification, (identificación por radiofrecuencia), es una tecnología que consiste en una antena, un receptor, un procesador de almacenamiento y coprocesador de datos y, en algunos casos, una batería. Su alcance puede ser desde unos centímetros hasta decenas de metros, con una capacidad de almacenamiento de algunos bytes hasta megabytes y con diversas velocidades de transmisión de información.
Las etiquetas de identificación, disponibles como dispositivos pasivos, semi-pasivos y activos, son el componente que contiene una antena y microchips codificados con datos, mismos que serán capturados por un lector y enviados a los sistemas de cómputo para su interpretación, almacenamiento y acción.
“Se trata de un proceso que implica una etiqueta, su programación, lectura de información, interpretación y ejecución”, señaló José Cornelio, gerente de cuentas para México y el Caribe de Zebra.
Los dispositivos pasivos pueden ser leídos a una distancia de poco más de tres metros y no utilizan batería, mientras que las etiquetas semi-pasivas sí la requieren, para proveer de energía a sus circuitos y transmisión. La ventaja de éstas últimas es su capacidad de comunicarse en un rango más amplio y en ambientes hostiles.
En el caso de las activas, también utilizan energía de una batería, con lo que superan las limitantes de las etiquetas pasivas, en cuanto al mayor alcance de lectura, además de permitir la detección de temperatura. Su costo oscila entre $4 y $5 dólares, que puede incrementarse hasta los cientos de dólares, a diferencia de los $40 centavos y $10 dólares que cuestan las pasivas, lo que limita su uso. Los tres tipos de etiquetas pueden ser de sólo lectura o lectura-escritura.
Ayer y hoy
En 1949 en Estados Unidos, N. J. Woodland presentó la primera patente de un código de barras y su uso se inició en la década de los 60 en los ferrocarriles. Mientras que los antecedentes de RFID datan de la Segunda Guerra Mundial, cuando los ingleses requerían identificar a los aviones enemigos en la costa con Francia. Por lo que se desarrolló un sistema denominado IFF (Identify Friend or Foe), que daba la respuesta correcta a una señal de radio. En los años 60 y 70, su uso se enfocó en la seguridad de materiales nucleares.
En la actualidad RFID se utiliza principalmente en el rubro de seguridad, como es el caso de los cruces fronterizos, credenciales de identidad, así como en el control vehicular, identificación de ganado, envío de paquetes, control de equipaje en los aeropuertos y de artículos para renta o préstamo –películas y libros– en videoclubes y bibliotecas.
Su impulso en el retail
A partir de ventajas como la identificación simultánea de la información de varias etiquetas, velocidad y capacidad de almacenamiento, así como el no requerir una línea de visión para leer o escribir datos en la etiqueta, ni proximidad entre ésta y el lector, se vieron oportunidades para el sector retail tales como: unicidad del producto, control de inventarios en tiempo real, control de caducidad, disponibilidad, rastreo en la cadena de suministro, y para evitar robos y piratería.
Cabe señalar que en 2003, el Ministerio de Defensa y el Servicio de Aduanas de Estados Unidos comenzaron a requerir a sus proveedores la adopción de esta tecnología.
En el caso de Wal-Mart sucedió lo mismo, pues el corporativo solicitó a sus 100 principales proveedores migraran al etiquetado RFID para el 1 de enero de 2005.
Por su parte, Metro Group, empresa de supermercados alemana, convocó a proveedores de tecnología a desarrollar aplicaciones de RFID en programas piloto. Intel, SAP e IBM participaron en el proyecto, junto con otras empresas, para poner en marcha: La Tienda del Futuro.
En dicho establecimiento, ubicado en Rheinberg, Alemania, el cliente vive una experiencia automatizada desde el saludo, registro de la lista de artículos adquiridos en su última visita, asistencia en la localización de artículos, hasta el cobro sin operación manual, aunque en un futuro se planea el cálculo total de compra al pasar el carrito contenedor a un costado de la caja, para concluir en la elección de pago entre tarjeta de crédito, débito, cheque o efectivo.
Varios son los proyectos piloto que se trabajan en todo el mundo, no obstante “no hay ninguna empresa en ese giro que haya adoptado RFID por completo”, aseguró Diego Rojas, gerente regional para América Latina de Zebra.

La empresa mexicana Neology, único fabricante nacional de sistemas de identificación por radiofrecuencia, con ventas anuales de $133 millones de pesos, tiene como prioridad de inversión el rubro de seguridad, al que le siguen, en orden de importancia: médico (farmacéutico y hospitales), financiero, entretenimiento, viajes y, finalmente, manufactura y retail, pues ve, en este último, oportunidad a largo plazo.
A decir de Francisco Martínez, director general de la compañía nacional, el nicho de seguridad demanda un alto grado de especialización, lo que genera mayor margen, no así en el caso del retail “pues se trata de volumen y aplicaciones más sencillas, lo cual se traduce en márgenes menores”, apuntó el ejecutivo.
La desilusión, ¿por venir?
Según el estudio de Gartner Prepare for RFID Disillusionment, los usuarios de esta tecnología experimentarán una desilusión, pues prevé para 2007 un alto índice de probabilidad de falla en por lo menos 50% de los proyectos adoptados durante este año.
También refiere que en el caso de Wal-Mart, la compañía entiende los riesgos que implica la adopción del sistema, por lo que sugiere a todo interesado tener en cuenta ese perfil de riesgo y no basar su experiencia de negocio en el éxito de otros.
La firma analista menciona que actualmente RFID está a disposición “de afortunados y ricos”, no obstante se mantiene optimista a largo plazo, pues señala que será una de las tecnologías más estratégicas para las empresas en 2018.
De acuerdo con Miguel Gerberoff, director general de Hand Held Products (HHP) en México, las dificultades tecnológicas, falta de estándares, costos, pruebas fallidas, entre otras razones, no permiten consolidar la implantación de RFID y, por ende, el código de barras sigue vigente.

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