Edición Especial

Tecnología contra piratería

Otra alternativa para controlar la competencia desleal tiene que ver con constantes esquemas de seguridad por parte de los fabricantes y transmisión de información del distribuidor al cliente.

Aunque dentro de la industria hay marcas que no salen tan perjudicadas como otras, algunas opinan al respecto acerca de cuáles serían las mejores armas para actuar en su contra.
El mercado de los procesadores, no sufre tanto perjuicio a decir de José Ángel Morales, gerente de canal de Intel: “No nos perjudica de manera tan significativa como a empresas de software. Lo que nos afecta, es la venta de nuestros productos con características para las que no fueron diseñados, es decir, los piratas los alteran para venderlas como si fueran modelos superiores (producto alterado)”.
En este caso, la firma estimula la compra de productos en caja y periódicamente realiza adecuaciones en ella: se incluyen hologramas y otros elementos de seguridad para asegurar que los usuarios reciban el producto correcto.
Adicionalmente cuenta con un grupo distribuidores autorizados de producto Intel, donde los integradores pueden adquirir los productos legítimos.
Otro punto importante, “es la gran labor de comunicación al canal de integradores a través de entrenamientos, roadshows y comunicados, acerca de distribuidores autorizados, modificaciones en cajas y otras herramientas que ayudan a la adquisición e identificación de producto Intel”.
El cuanto al control del problema, Morales explica que mucha gente no tiene del todo claro el beneficio de garantías y otros beneficios que se obtienen al comprar producto legal a través del canal autorizado.
Algunas de las soluciones que el entrevistado propuso son:
-Comunicación intensiva sobre cuales son los distribuidores autorizados de producto
-Los beneficios al comprar a través de ellos y sobre que herramientas cuenta el canal de integración para la identificación de producto legítimo, como controles de seguridad en caja.
Kingston imposible solución
En este caso, es un mal preponderante, en primera instancia porque afecta en gran medida su imagen como compañía.
Oscar Martínez, director Comercial en México para Kingston, señaló que la causa es que “la calidad de los servicios que da el mercado gris, es mucho menor al que da la firma, asimismo las garantías, ellos dan un año, y Kingston da toda la vida”.
Por otro lado, Kingston maneja una línea de productos de memoria Value Ram (KVR), que sólo es para caja blanca, mientras que el mercado negro la ofrece a marcas reconocidas, “eso causa problemas de confusión, porque piensan que es Kingston la conflictiva”.
Sin embargo, y de manera muy triste, Martínez observa que no hay forma de que la clientela se de cuenta de que están comprando a un pirata, porque además les entregan facturas, pero también son falsificadas.
Aunque la única diferencia, no percibida para los usuarios es que los delincuentes no pagan sus impuestos y nosotros sí, reiteró el directivo.
Una medida que si les ha funcionado es la de trabajar con su canal: “los incentivamos con fondos de publicidad, para hacer la diferencia entre ellos y su competencia desleal, pero muchos descaradamente, compran mitad y mitad”.
Pero compartió que una solución en la industria del hardware es unirse entre todos y exigir se hagan cumplir las leyes.
De lo que vende Kingston en México “tal vez 20% a 25% sea de mercado gris lo cual es un dolor de cabeza”.
Acciones internas en Compac
En tanto que Eduardo Pérez, director de Desarrollo de Productos de Computación en Acción (Compac) observó que “La piratería deja a la industria de Software en una situación de desventaja ante Estados Unidos, Europa o inclusive Brasil cuya tasa de piratería es inferior al promedio de América Latina y a la tasa de piratería en México”.
Ante esta problemática, las empresas del sector en México tienen menos capacidad de invertir en renglones tan importantes como calidad, investigación y desarrollo.
Pero si los usuarios de producto pirata no estuvieran dispuestos a invertir en licenciamiento de software, tampoco estarán dispuestos a invertir en servicios relacionados, “lo que afecta seriamente a los distribuidores de valor agregado de nuestra comunidad”, compartió el ejecutivo.
Y aunque la firma estuvo trabajando con la BSA, “no obtuvimos ningún valor, ya que comprendimos que el problema es básicamente cultural, económico y político, por lo que decidimos empezar diseñando un nuevo esquema de protección para nuestros sistemas y así evitar mayores pérdidas”.
Asimismo, durante sus convenciones nacionales tratan el problema, en el de 2004 asistieron personalidades como Fernando Alpuche, director General de Mejora Regulatoria de la Secretaría de Promoción Económica del Estado de Jalisco.
Ahí, se expuso el tema desde diferentes puntos de vista a fin de crear conciencia entre la Comunidad de Distribuidores.
Además, en su página de Internet cuentan con un servicio especial para que sus distribuidores denuncien actos de piratería y así darle el seguimiento oportuno.
Compac tiene una campaña de relaciones públicas para “evangelizar” a todos los miembros de su comunidad donde “les demostramos con datos obtenidos a través de un estudio, el potencial de mercado que pueden alcanzar si no hubiera piratería”.
El ejecutivo invitó a cambiar la percepción del usuario de que es legal comprar productos apócrifos, porque el problema de educación es más profundo que el de dinero.
A su parecer, aunque los efectos quizá se perciban a largo plazo, la solución es a través de la educación “los padres de familia tenemos que crear una cultura de la legalidad con cualquier producto ya sea software, video juegos, música o artículos de vestir”.
Softland pone candados
Aunque en su caso, tampoco sus productos son tan afectados, Ricardo Shahín, director general de Softland aclaró: “nos afecta a todas las empresas, porque es dinero que se deja de percibir y negocio que se deja de hacer”.
Sin embargo, cuando los piratas venden su herramienta de ERP y no dan el servicio necesario, “el cliente se queda con una mala impresión de nuestro producto y de nuestra empresa, es cuando ellos acceden al comprar el producto de manera ilegal”.
La estrategia de la firma es poner candados de seguridad para que el producto no funcione, cuando no esta autorizado.
Asimismo, entregan capacitación para que sus socios de negocio prevengan a sus clientes, y generen conciencia de que es un ahorro mal entendido.
Un caso curioso, es que en Softland cuando perciben que un cliente prospecto usa sus productos piratas, para legalizarse, piden que se les haga descuento, “a ellos les digo que les hago un favor al no denunciarlos”, dijo Shahín.

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