Columnas

Reduciendo la huella de carbono con innovación

Por Jesús Angulo, arquitecto de Cuentas en Baufest:

En el marco del Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2, que se conmemora cada 28 de enero, vale la pena analizar el impacto ambiental que tiene la tecnología en nuestro planeta y el calentamiento global.

La huella de carbono de los centros de datos, incluyendo los servicios de nube hoy (3.7%), han superado las emisiones de los vuelos comerciales y otras actividades existenciales que alimentan la economía. Esto representa una gran preocupación para la mayoría de las empresas que tienen entre sus objetivos la reducción de su huella de carbono.

Por ello, muchos proveedores cloud están implementando herramientas para que sus clientes puedan saber más acerca de la huella de carbono de su infraestructura de nube, con el afán de ayudarlos a cumplir sus objetivos de sustentabilidad.

¿Qué causa las emisiones de los centros de datos?

La huella de carbono de un centro de datos se ve afectada por tres factores:

–Consumo de electricidad (para hacer funcionar los servidores).

–Consumo de agua (para enfriar los servidores).

–Vida útil del equipo (que afecta la frecuencia de los reemplazos).

Generalmente, el foco del análisis y el esfuerzo por reducir el impacto gira alrededor del consumo de energía eléctrica, que resulta bastante fácil de explicar y medir.

Ahora bien en la industria, como cliente de las plataformas de nube, no tenemos demasiada potestad para influir en la infraestructura física de los proveedores, pues justamente el valor de la nube es desentendernos de la administración física de los recursos de IT.

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¿Qué podemos hacer para reducir nuestra huella de carbono en la nube?

La arquitectura ARM (Advanced RISC Machines) puede ser nuestra respuesta. Durante años esta arquitectura de procesador que hemos experimentado en nuestros dispositivos portátiles como smartphones y tablets ha estado evolucionando, madurando y hoy cuenta con un desempeño comparable(arm64) a la arquitectura más tradicional x64.

La intención original de los procesadores RISC era permitir que el sistema procesara un número menor de instrucciones, estos eliminan las instrucciones innecesarias para optimizar las rutas de ejecución. Todo esto con el fin de operar a velocidades más altas, realizando millones de instrucciones por segundo (MIPS) más que sus contrapartes x64.

Debido a sus conjuntos de instrucciones reducidos, los procesadores RISC requieren menos transistores, lo que significa un tamaño más pequeño para los circuitos integrados. También significa que los procesadores RISC consumen menos energía.

El ejemplo más claro ha sido Apple, que presentó las primeras Mac con chips M1 basados en ARM64 en 2020. En junio de 2022, Microsoft lanzó Project Volterra y trabajó en dar soporte al desarrollo de aplicaciones nativas ARM64 en Windows 11.

Si empezamos a migrar cargas de trabajo a arquitectura ARM en la nube no solo reduciremos el consumo energético entre un 25% y 75% (dependiendo del tipo de carga de trabajo) sino que además disminuiremos las emisiones de carbono generadas por nuestros servicios corriendo en la nube con el incentivo económico de la reducción de gasto asociado. Es decir, migrar no sólo genera una imagen positiva de cara a los problemas ambientales, sino que además permite reducir los costos en infraestructura.

Empresas como DIRECTV, Discovery y Splunk han migrado ya cargas de trabajo en la nube a ARM64 disminuyendo costos y el impacto medioambiental de tener sus servicios corriendo.

En el caso de nuestros clientes este cambio tecnológico no representa un gran costo, especialmente si ya trabajan con tecnologías relativamente modernas que hacen más fácil la migración a la nube y de no ser así, siempre existe la forma de abordar esta transición absorbiendo parte del costo por el mismo ahorro que se produce.

En conclusión, es un buen momento para implementar esta arquitectura de procesadores ha puesto sobre la mesa y empezar a identificar las oportunidades que tenemos en nuestros clientes y organizaciones para reducir nuestro consumo energético y por ende nuestra huella de carbono en la nube. No hay mejor reporte que dar que informar que nuestros servicios se ejecutan al mismo nivel de servicio, con la misma latencia, pero al 50% del costo sin cambios estructurales en el código.

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