Editorial

Hacen falta más que 24 horas y 60 minutos

El pasado 22 de abril se celebró en todo el mundo el Día de la Tierra. Honestamente: ¿lo sabía? Y si lo sabía, ¿hizo algo para unirse a tan significativo festejo? No hay por qué apenarse si la respuesta es negativa. La verdad es que usé este ejemplo para hablar de algo que desde hace más de un año se viene cocinando en la escena de la tecnología, la política y, claro, en la mercadotecnia: el mundo verde.


Por si no lo ha notado —lo cual dudo seriamente—, en los últimos meses se han reforzado los mensajes de todo tipo para alertar sobre el cambio climático; en los canales televisivos aparecen artistas invitando al público a tomar conciencia del problema y hace un par de semanas se llevó a cabo la llamada Hora del Planeta, en la que millones de personas apagaron sus luces para darle “un respiro al planeta”.

A esta iniciativa se sumaron más de 4,000 ciudades en 88 países, según los datos oficiales. Este fue el tercer año que se celebra la Hora del Planeta y los notorios resultados logrados se debieron a dos cosas: la enorme difusión mediática y el deseo legítimo de los ciudadanos por hacer algo por el planeta.

Desgraciadamente “algo” no es nada, hay que hacer mucho para que esfuerzos como éste valgan la pena, pues las miles de toneladas de CO2 que no se lanzaron a la atmósfera durante esa hora fueron liberadas a la hora siguiente; digamos que sólo se retrasó una hora la contaminación. Por desilusionante que suene, para lograr un cambio real harán falta miles de Horas del Planeta.

Una cosa es cierta: millones de personas se percataron del problema gracias a que muchos artistas, políticos, deportistas y otras figuras públicas aprovecharon la plataforma mediática de este evento. Por solidaridad o lucimiento, no importa, el objetivo real —creo yo— se alcanzó: hacer que la gente haga algo, por poco o insignificante que sea.

Ahora veremos cómo en los próximos años empezarán a proliferar sistemas caseros de generación eléctrica por celdas fotovoltáicas que tendrán que bajar de precio gracias a la demanda y veremos cada vez más proyectos para instalar granjas de viento a lo largo de la República.

Por supuesto que éste será un pastel del cual las rebanadas más grandes se repartirán sólo los mejor preparados y quienes desde hoy ya están en ese camino.

Por ello no importa, o no importa mucho, si no se acordó de apagar su luz o no celebró el Día de la Tierra, aún hay mucho por hacer.

Finalmente y al margen de los temas energéticos, quisiera concluir estas líneas deseando, personalmente, el mayor de los éxitos a Paulino Torres en sus nuevos proyectos, lo mismo que a Carlos San Román en su nueva etapa dentro de AMD.

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