Editorial

¿Se debe cambiar sistema operativo?

El reciente lanzamiento de Windows Vista invita a reflexionar sobre algunos temas interesantes y trae a la memoria una pregunta formulada años atrás: ¿se debe cambiar de sistema operativo?

El tema de la obsolescencia es inevitable en cualquier tecnología y máxime cuando se trata de un lanzamiento de la envergadura del Windows Vista, el lanzamiento de la década, en palabras de Felipe Sánchez.

 

En este sentido Enrique Haro, director general de Intel México, fue puntual al señalar que la obsolescencia está en función del patrón de uso; es decir, que si un equipo sigue funcionando para los requerimientos del consumidor, no existe razón para cambiarlo.

 

Esta aseveración nos hace pensar en los millones de personas que se preguntarán si deben cambiar de sistema operativo, cuando la pregunta debería ser si necesitan hacerlo.

 

El reto parece sencillo: en un mercado de 17 millones de usuarios mexicanos –conforme a estimaciones de IDC–, Microsoft espera vender 10%, (1.7 millones de licencias de Vista) en el transcurso de un año.

 

La realidad es que con este lanzamiento no existen las mismas perspectivas que con Windows 95. Actualmente existen opciones en el mercado que hacen todo lo que los usuarios necesitan por una fracción del costo, por lo que el tema de facilidad de uso, correcta promoción del producto y una clara demostración del valor de Vista serán indispensables para poder venderlo. No bastan las proyecciones ni los buenos deseos.

 

Los clientes mexicanos esperan que se demuestre que su inversión con Windows XP ya dio sus frutos, antes de pensar en invertir en Vista. Temas como retorno de inversión y costo total de propiedad deberán ser plenamente dominados por quienes aspiren a concretar ventas con la nueva versión.

 

El negocio no se encuentra en las actualizaciones, aun cuando pueden existir algunos equipos que podrán adaptarse para funcionar con Vista, la mejor experiencia y oportunidad de lograr satisfacción será en la venta de equipos nuevos.

 

Por último, habría que saber cuál es la elección de un usuario maduro de Windows XP, ¿después de cinco años sabrá elegir entre la actualización en la misma plataforma y las otras opciones de menor costo que ofrecen características similares o idénticas al producto de Microsoft, pero a un costo mucho menor?

 

Además de lo que se necesitaría aprender en Vista o en –por ejemplo– la versión de escritorio de SUSE Linux. Hay que sumar –o restar– costos de software y hardware para obtener el resultado en metálico que más le convenga a cada quien. Sólo así se obtiene la respuesta al dilema: ¿se debe cambiar de sistema operativo?

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