Introspección

Castro, más allá de Ingram

Después de casi tres años de trayectoria como director general de Ingram Micro México, Alejandro Castro regresa a su país natal para tomar el mismo cargo en la subsidiaria de Chile.

Aun con todas las situaciones que tuvo que enfrentar en México y su cultura de rechazo al cambio, Alejandro Castro se va con buen sabor de boca.

 

Y aunque tenía la oferta de incorporarse al equipo de Ingram de otras latitudes con mejor economía y proyección internacional, rechaza la oportunidad por regresar a su país natal, donde se reencontrará con su familia e hijos, que son su razón de ser.

 

Con bases bien cimentadas sobre la célula más importante de la sociedad, la familia, tanto en México como en Chile, Alejandro se reincorporará a sus actividades de allá, como director general de la subsidiaria de Ingram en aquel país, del que habla con nostalgia.

 

Lo que deja Castro a su paso

En retrospectiva, Castro relata que a su llegada la subsidiaria mexicana se encontraba en una época compleja: el canal venía saliendo de una reestructuración y los proveedores tenían muchas inquietudes de la viabilidad del negocio y la gente interna tenía una gran incertidumbre, pues dos años atrás, la compañía perdía dinero.

 

Hoy Castro deja a un Ingram, que cubrió tres aspectos fundamentales: los clientes ven a la empresa más sólida, clara y transparente, saben qué pueden obtener de ella y qué no, conocen sus limitaciones y restricciones, ventajas y diferencias respecto de la competencia.

 

Los proveedores encontraron en Ingram al socio que buscaban, con quien trabajar en el mediano plazo, un mayorista serio, consecuente, transparente y mucho más profesional.

 

“En la cuestión interna, la firma se encuentra en un estado muy sólido”.

 

Con base en estas tres directrices, este año la firma cerrará un año histórico desde todos los puntos de vista.

 

Ahora es una de las mejores empresas para trabajar en México; en su encuesta interna pasa a ser la mejor subsidiaria en Latinoamérica en lo que se refiere a coaching y ambiente laboral.

 

A futuro Castro ve a Ingram más grande, sólido e importante dentro del mercado; “en el ultimo año ha retomado su rol de liderazgo dentro de la industria”, pues han dado la pauta de hacia dónde va el negocio, en dónde hay que innovar y qué hay que dejar de hacer.

 

El directivo dijo: “Ingram tiene un camino largo por delante”. Además, la firma incorporó la herramienta Six Sigma, que permite atacar los problemas de procesos, con una metodología más profesional y certera. “Pero eso no se hubiera logrado sin el trabajo y compromiso de la gente”, reconoce el directivo.

 

 “Es la gente la que hace la diferencia que sea capaz de cambiar el error que ha cometido para mejorarlos”, destacó.

 

Nadie dijo que iba a ser fácil

Sin embargo, para llegar a esto, el ejecutivo tuvo que pasar por sinsabores, ya que –cuenta como anécdota– la principal barrera que se encontró al llegar a México fue la resistencia al cambio de toda la gente (proveedores, clientes y empleados).

 

Eso aunado al componente de ser extranjero y venir de un país pequeño fue un agravante más, pero “ese es un tema de credibilidad”.

 

Poco a poco los obstáculos fueron desapareciendo, “lo logré con perseverancia, de hablarles constantemente de los cambios y del porqué, además de ser congruente entre lo que hago y lo que digo, una línea que siempre he mantenido”.

 

Además de ser transparente, el ejecutivo fue ganando credibilidad entre la gente de la corporación.

 

“Mantener siempre lo que dices ayuda mucho en el tiempo y a que no sea sólo una fachada o un discurso preparado”.

 

El primer año y medio, trabajaron muy duro y enfrentaron miles de problemas, aceptando errores y modificando para enmendarlos.

Cumple lo que se propone

Con formación académica en ingeniería civil industrial, después de terminar su carrera su visión era trabajar en una transnacional importante y lo logró al desempeñarse en Coca-Cola, porque quería que ahí lo formaran, pero se dio cuenta que se tiene que hacer carrera por lo menos de 10 años para tener un cargo ejecutivo.

 

“Siempre tuve en mente llegar a un cargo directivo y el tema de la tecnología me gustó, desde que mi papá fue un bussines partner de IBM durante mucho tiempo”, compartió.

 

Como visionario, analizó su situación y se propuso cumplir su objetivo personal de llegar a una dirección antes de los 35 años, y así lo logró, cuando sólo contaba con 33: “Lo busqué y planteé cosas en función de mi objetivo, más que andar a la deriva”.

 

Tuvo su primer contacto con el medio, en una cadena de distribuidores en Chile (Infoland); trabajaba con la marca Acer como un canal exclusivo, ahí abrió la distribución a otras marcas y comenzó el acercamiento con los mayoristas.

 

“Nos tocó hacer muchas cosas buenas con algunos mayoristas, uno de ellos Computek, que antecedió a Ingram Micro”, agrega.

 

Luego de terminar su relación con Infoland, trabajó por dos años como consultor en PriceWaterHouseCoopers, pero el directivo de Ingram Micro ya le había ofrecido trabajo un par de ocasiones, y a la tercera vez, aceptó.

 

Entró en septiembre de 1998, se desempeñó como gerente de marketing, le tocó formar el quipo y generar todo un manual de actividades con los proveedores.

 

Además, manejó el área de productos con el desarrollo de marcas, pasó por varios cargos como servicio al cliente, después del área comercial y de ventas.

 

Su lado humano

A cinco años de estar en Ingram Chile, en varios puestos, de manera sorpresiva le propusieron cambiar de residencia a México y mejorar las cosas en esta subsidiaria.

 

Llegó en septiembre 2003 y aunque sabía de los problemas que había en México por el tamaño, nunca pensó en la posibilidad.

 

Ese año, también se disponía  a gozar de los frutos sembrados durante su estancia en aquella compañía, pero antes de eso, tuvo que partir.

 

Y dado que tuvo el respaldo de sus jefes y familia, aceptó el desafío.

 

Al cuestionarlo acerca de su propia identidad, respondió que sus fortalezas se encuentran en la capacidad de liderazgo, “más que ser bueno y resolver cosas, creo que sé quién es la gente indicada para desarrollarlo”, refirió.

 

Dijo no tener una capacidad intelectual superior a nadie, ni ser un ingeniero nuclear de la NASA para imponer nada; por el contrario, el directivo se enfoca a trabajar muy de cerca con la gente.

 

La familia, su centro

Castro cosechó muchas amistades, que además son clientes, compañeros de trabajo y proveedores.

 

Y aunque piensa que seguro hay gente contenta de que se vaya, con la mayoría ha logrado establecer una relación personal y profesional más allá de la de negocios.

 

Sin embargo, en Chile también lo esperan amigos y familiares; por cierto, en este tema refirió su nostalgia por dejarla con los sentimientos encontrados que se desencadenaron a su partida.

 

“Después de vivir tanto tiempo en tu país y dejarlo no es un tema fácil, pero sabíamos que era transitorio y profesional, por lo que tuve el apoyo de todos”, confió.

 

Esta lejanía le permitió encontrar un equilibrio en lo personal y profesional, ya que muchas veces se pierden unas cosas y se ganan otras.

 

Sin revelar los motivos, el ejecutivo compartió que su lado paternal le exige estar más cerca de sus cuatro hijos: “Desde mi punto de vista, mis hijos son lo más importante para mí y quiero estar con ellos, sobre todo en esta etapa de su vida”.

 

Para Castro, no vale nada si no participa en la adolescencia de sus hijos, o en el día del padre, o fechas para él fundamentales.

 

“Quizás el día de mañana, como dicen, los hijos se van y uno se queda solo, pero es una cuestión de tranquilidad personal, aunque tenga que perder ciertas cosas profesionales”.

Por otro lado, se dio cuenta de que en México la gente se rige por lo material, por el éxito profesional que antepone por el personal, lo cual, opinó, no garantiza la felicidad. Ante esa circunstancia y porque tiene una alta sensibilidad por el tema de la familia, en Ingram siempre buscó inculcar el tema de mantener un equilibrio personal y profesional.

 

“El haber logrado mi equipo de trabajo profesional y cercano  que no lo había tenido nunca en ninguno de mis trabajos es lo que me llevo de México, un país espectacular, bellísimo, ordenado, excepto por dos o tres cosas que no son fáciles”.

 

A lo largo de su desempeño en la subsidiaria mexicana, el ejecutivo tiene muchas anécdotas que contar, la principal fue con referencia al lenguaje que utilizaba, ya que la gente no entendía algunas palabras o bien tenían conceptos diferentes.

 

“Se podría escribir un libro de todas la anécdotas buenas, malas, de todo tipo, las palabras juegan un papel importante, ya que son las mismas, pero con distinto significado”.

 

Para finalizar compartió que en Chile estará como director general de la operación y a final de año tomará algunos cargos regionales que están todavía por definirse.

 

Es amante del buen cine, la lectura universal (aunque aceptó que no lee diario), y del deporte, le apasiona el futbol: verlo y jugarlo; desde pequeño practicó el tenis; alrededor de seis o siete años jugó golf y en general es deportista.

Su tiempo libre lo comparte mucho con sus hijos.

 

Concepto de Castro

México:            Tremendo desafío

Chile:               Familia

Mayoreo:          Industria como ninguna

Mundial:           Experiencia increíble

Familia:            Lo más importante

Política:            Un mal necesario

Religión:           Tranquilidad

Competencia:    Necesaria

Competitividad:  Gran desafío

Ingram:             La mejor empresa del mundo

Medios de Comunicación:         Actor importante en cualquier industria

eSemanal:         Cambio permanente, evolución.

 

 

Elvia Moreno, directora de Recursos Humanos: “Al principio fue muy duro, fue una persona estricta, pero me hizo ser más profesional e involucrada en el negocio, es muy bueno para manejar el balance entre el negocio y la persona; quedo con una gran admiración hacia él; de todos los líderes que he tenido, él es el mejor y como persona es chistosísima”, dijo.

 

Ismael Velásquez, director de Finanzas, comentó: “Trabaje con él en Chile y fue una buena experiencia. Somos muy similares en algunas cosas, tenemos la misma edad y experiencia de vida. Esa visión jovial que tenemos para hacer negocios fue lo que nos integró. En México la experiencia se replicó y fue espectacular”.

 

Eduardo Coronado, director de ventas: “Una parte fundamental con Alejandro es el establecer las reglas; cuando llegó a México se marcaron muchas reglas indispensables. Es una persona exigente, pero no se puede tener a un líder que no sea así, pues da lo mejor de él. Después de Castro, ya no se acepta un negocio si no se analiza primero y considerando su dirección hacia donde nos dirigimos, y todos se lo debemos a Alejandro”.

 

Luis Férez, director de mercadotecnia: “Lo divido en dos: en la parte profesional nos deja una compañía cimentada donde hoy las decisiones, más que de una persona, ahora se toman por el bien de la compañía. Nos deja tranquilos porque dejó los cimientos y estamos tranquilos que los cambios que vengan, estamos seguros, de ninguna manera van afectar a la compañía.

 

“En lo personal, es lo que más me duele. En él encontré un amigo incondicional, cuando es difícil juntar las dos partes de jefe y personal. Yo encontré un balance, fue una persona abierta para escuchar problemas tanto de la empresa como personales, nos va a dejar un hueco en la parte personal, ya que lo profesional se va a llenar y no va haber problemas, y seguramente vamos a estar en contacto, ya que la amistad perdura toda la vida”.

 

Gerardo Romero, director de operaciones: “En estos meses encontré un líder muy balanceado, no se anda con rodeos: lo que él pide tiene que hacerse, y es abierto para escuchar propuestas, y si se justifica la idea, te apoya el proyecto.

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