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Retos para los empresarios mexicanos durante el 2016: FTI Consulting

FTIEl análisis de una parte de los resultados del Segundo Estudio Nacional de Factores de Impacto en el Desempeño de las Empresas, enfocado en la percepción de los empresarios sobre temas como corrupción, seguridad, clima de negocios, política y prácticas de liderazgo y Management, fue publicado por FTI Consulting.

De acuerdo con Sergio Díaz, líder de la práctica de consultoría forense y litigios de la consultora en México, en un año se registró un aumento de la confianza, de por sí alta, que los empresarios tienen en sí mismos, sus organizaciones y el futuro económico del país. Si bien el 58% de los empresarios percibe hoy un mejor clima de negocios en el país (sólo 44% opinó en el mismo sentido hace un año y 67% tiene confianza en el futuro económico de México; los empresarios mexicanos mantienen la “guardia en alto” debido a su percepción con respecto a factores externos que pueden afectar su negocio.

Con base en el análisis la consultora identificó tres factores que representarán un reto para los empresarios mexicanos durante el 2016:

–Entorno económico y volatilidad cambiaria: Uno de los principales hallazgos del estudio es que el empresariado, que vive los problemas de la economía y toma las decisiones de forma cotidiana, se deslinda del pesimismo de la opinión especializada. Si bien el 53% afirma que la volatilidad cambiaria afecta sus negocios, es importante destacar la confianza en la estrategia y en la operación de sus empresas que tienen los líderes empresarios para mitigar los efectos negativos del entorno económico. Ligado a este optimismo están el que se trabaje por reducir el impacto negativo de la corrupción y la seguridad pública en el desarrollo de sus negocios. Los empresarios mexicanos parecen tener, contrario a lo que comúnmente se cree, la vista puesta en el mediano y largo plazos y eso no puede sino ser positivo para el país.

–Seguridad Pública: Pese a mejoras (sólo 18% de las empresas reportaron afectación en sus operaciones y personal por actividad criminal en 2015 frente a 29% que lo hizo hace un año), cayó el nivel de denuncia de los casos de afectación (de 55% a 30%) por el aumento de la desconfianza en la justicia y la efectividad de castigo por parte de las autoridades. La no denuncia es uno de los mayores incentivos a la criminalidad y a la impunidad en lo que se refiere a la actividad empresarial. Pueden entenderse las razones para la desconfianza y la apatía de los empresarios en torno a la viabilidad de la denuncia del delito, pero son injustificables a la luz del costo cultural y económico que tiene en la sociedad en su conjunto cada crimen sin denunciar y perseguir, sin abundar en las probables consecuencias contra la propia empresa.

–Corrupción: El empresariado, percibe más corruptos a todos los niveles de gobierno y, de manera esperanzadora, estima que no es necesario incurrir en esquemas de corrupción para tener éxito en sus actividades. No obstante, los empresarios dan poca importancia a la buena fama de honestidad e integridad de aquéllos con los que desarrolla negocios: apenas 39% lo considera como el factor más importante para seleccionar proveedores y clientes. Y en ese tenor, no sorprende que el nivel de empresas afectadas por incidentes de falta de integridad de sus empleados, proveedores, clientes o socios se mantenga alto: 35%. Si bien es positivo que el empresariado entienda el impacto negativo de la corrupción y se desmarque de las prácticas corruptas como un mecanismo para hacer negocios, no puede esperar estar desligado de corrupción cuando se hace de la “vista gorda” al entablar relaciones con personas y organizaciones con una reputación dudosa o cuestionable. Una genuina y sólida integridad en el desarrollo de los negocios involucra forzosamente a todos sus componentes y el costo de obviar o minimizar cuando se tienen dudas o indicios de que uno de esos componentes no observe o haya observado una conducta apropiada, termina revirtiéndose en muchos casos contra la propia empresa.

La consultora señaló que es positivo el que los empresarios mexicanos, en su gran mayoría, mantengan una actitud optimista sobre los resultados en sus organizaciones así como en el futuro del país, pues ello redundará en mayores inversiones; sin embardo, agregó que también es saludable un buen grado de escepticismo y crítica hacia las acciones de un gobierno, consideradas por los empresarios como un factor negativo y del cual quieren disociarse. Dicha disociación será completa cuando las empresas pongan mayor atención a los factores que le propician ser víctimas de inseguridad, corrupción y falta de integridad internas y en eso, existe aún un largo trecho por recorrer al empresariado mexicano. Al avanzar en ese trecho, los empresarios beneficiarán a sus organizaciones y harán una gran contribución al desarrollo del país, concluyo FTI.

 

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