Editorial

Refranes

En días pasados tuve la oportunidad de reunirme con un viejo amigo quien, casualmente, labora en una empresa fabricante de componentes para computadora en Taipei. Como es natural y luego de no haberlo visto por muchos meses, los temas de conversación eran predecibles: la crisis, la influenza, los terremotos, etcétera. Esto ya no tendría por qué ser interesante excepto porque mi interlocutor comentó el caso de lo ocurrido en el equivalente chino de la Plaza de la Tecnología, donde luego de que cayeran las ventas por culpa de la crisis los distribuidores se reunieron y, por consenso, acordaron dejar de vender los productos más baratos o dicho de otra forma, en dialecto mexicano, dejaron de vender bolillos.


En este caso, la unión hizo la fuerza y el resultado fue que aunque se redujeron sus ventas, aquellas que cerraron tuvieron mejores márgenes, pues los consumidores que a pesar de los efectos de la crisis acudieron a comprar equipo fueron los de mayor poder adquisitivo o empresas que requerían de soluciones, a quienes —de paso— se les explicó la ventaja de comprar hardware de mejores características, en vez de componentes baratos.

¿Funcionaría esto en México o nos ganaría el síndrome del cangrejo mexicano? La respuesta la tiene usted, estimado lector.

Otro dato relevante que mi amigo me compartió, y que ahora lo hago con usted, es que en Taiwán ya se considera a la netbook como verdugo del mercado de notebooks, pues su popularidad ha sido tal, que ha mermado considerablemente las ventas de equipos portátiles de mejor desempeño, al grado de que los más importantes fabricantes taiwaneses de netbooks han registrado pérdidas importantes, luego del éxito de sus modelos portátiles de más bajo costo.

Quizás deberíamos —como dice el refrán— poner nuestras barbas a remojar, ya que al parecer México no es la excepción y a pesar de los esfuerzos (incluyendo los realizados por los medios) para que el público consumidor entienda que las netbooks son equipos pensados en la movilidad, de escaso poder de cómputo y adecuados como complemento de un equipo más robusto, parece que el mensaje que llega al usuario final es “netbook = computadora chiquita muy barata”.

Finalmente, mi amigo me dijo, con beneplácito, que lo peor de la crisis ya está pasando, al menos en los países del lejano oriente y que al parecer se podría esperar un efecto semejante en nuestro país.

Otro viejo y conocido refrán reza que nadie es profeta en su tierra, por ello espero que lo dicho por mi amigo, quien viene de tierras tan lejanas, tenga algo de profético.

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