Columnas

Nacido en la red


Esta semana haremos una pausa en los temas de escritorio y daremos una mirada al tema de las redes.

Hoy en día es imposible pensar en una computadora aislada, incomunicada; quizás esté fuera de la red por momentos o de la gran red que es Internet, pero seguramente tendrá, al menos, un módem de 56Kbps.

Incluso, sé de muchos casos en los que el usuario lleva su computadora de escritorio a algún café Internet o a la oficina para descargar ahí alguna actualización.

Otro ejemplo de cómo todos se van conectando a Internet es la telefonía móvil, la cual cuenta con su propia red que interactúa con Internet, ya sea por medio de las redes 3G o usando los anteriores protocolos.

Y qué decir de los maravillosos celulares, que permiten enlaces Wi-Fi. Está más que demostrado que la correcta utilización de las redes permite a las empresas ser más competitivas, y productivas.

Pero, ¿qué pasa con la red misma, con su funcionamiento, con lo que no vemos?, sí, lo que pasa detrás del gran telón.

En la zona que el usuario no ve, tenemos a un ejército de administradores, programadores, servidores, ruteadores, switches, cableado y sistemas operativos que habitan y dan vida a Internet.

Es en este lugar donde los nuevos negocios y las relaciones sociales se están desarrollando hoy en día.

El mundo del software libre nació y creció sobre la red misma y es el resultado de un trabajo distribuido y colaborativo, por ello tiene una versatilidad insuperable en el desarrollo de herramientas de colaboración, seguridad y administración de una red.

Esto se ve reflejado en aplicaciones como Samba, que permite interactuar a GNU/Linux con Windows; o Nagios, por ejemplo, que monitorea todo lo que sucede en nuestra red o servidores y nos permite analizar esta información; IPTables es la base para la generación de firewalls sumamente confiable, por no decir los más confiables; o Shorewall, que nos hace la vida más que fácil, al momento de crear nuestros firewalls.

Incluso, existen distribuciones altamente especializadas en ello, llegando al caso de sólo meter el CD, darle Install, esperar un momento, reiniciar el servidor y configurarlo mediante una amigable interfaz Web.

Otro ejemplo es Squid, que una vez instalado da salida a Internet y proporciona un proxy caché que permitirá ahorro en el ancho de banda, así como políticas de uso, como a qué hora puede un usuario tener conexión Internet, a qué páginas puede tener acceso y a cuáles no, así como llevar una bitácora muy completa de lo que hace cada usuario.

Y, por supuesto, no pueden faltar las miles de aplicaciones de monitoreo de red, analizadores de tráfico, análisis de vulnerabilidades o antivirus libres (como clamav), programas antispam (SpamAssassin), servidores de correo (Sendmail o Postfix), sistemas de mensajería instantánea (Jabber, empleado en el chat de Gmail y en Google Talk).

En el lado del usuario, ¿qué podemos decir? Infinidad de lectores de correo, mensajeros que se conectan a todas las redes y que hacen que deje de importar que el servidor al que me conecto tenga otro sistema operativo.

Cuando se crea una plataforma dentro de la Red podemos tener la seguridad que sus aplicaciones siempre estarán al día, serán altamente configurables, seguras e interoperables, pero hoy en día, el tema ya no es si estamos conectados o no, sino cuánto tiempo y qué hacemos en las redes.

Es bueno cimentar nuestra infraestructura tecnológica en un sistema operativo nacido ahí pero nunca olvidemos que, independientemente de eso, lo fundamental serán las políticas de uso y en el caso del hogar la supervisión a nuestros hijos porque esa red es un nuevo mundo que estamos creando con riesgos y ventajas.

 

*Director general de Computación Gráfica de México (Compugraf). Miembro fundador del Congreso Nacional de Software Libre (Consol) e integrante del Comité Consultivo de Linux World México.

*[email protected]

 

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