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Hardware – educación = 0

No se trata de una operación desconocida, por ello en los últimos años diversos actores de la industria de tecnología versan sobre la necesidad de que los distribuidores se entrenen constantemente y hagan negocio con su conocimiento, “más allá de los fierros”. La dimensión de éste sólo está limitada por la ignorancia y los escasos márgenes que ofrece la venta  de hardware.

 

Es claro que los tiempos en que el distribuidor se permitía regalar sus servicios porque la venta de equipo ofrecía buenas ganancias han quedado a varios años de distancia; sin embargo, hoy día aún operan cientos de negocios en el espacio de compraventa de hardware, sin mirar al otro lado, en el que se promueve la capacitación tecnológica y empresarial. Sus argumentos: falta de capital para invertir en entrenamiento y dificultad para obtener un crédito.


 


Durante la sexta edición de la Semana Nacional Pyme se aprobaron 2 mil 457 créditos por un total de 830 mil millones 180 mil pesos, según informó Alejandro González, subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa, quien resaltó la menor mortandad de las pymes, actualmente, por el impulso del crédito en este sector empresarial, que genera 78 de cada 100 empleos. De acuerdo con el funcionario, a inicios del sexenio ocho de cada 10 pymes cerraban por escasez de recursos y hoy mueren cinco de cada 10.


 


Usted tiene la última palabra ante estas cifras, y si bien son ciertas las dificultades económicas en el país, los distribuidores sufren, principalmente, por la carencia de planeación y enfoque, que resultan en una inadecuada canalización de recursos.


 


Aquel distribuidor que opera sin plan ni objetivos de negocio se deja llevar por la oferta y mercadotecnia de gran cantidad de mayoristas de tecnología y opta por vender variedad de dispositivos de cómputo y marcas, vende de todo, con márgenes reducidos y deja de lado la inversión en educación, que le permitiría diferenciarse de retail y crecer gradualmente con una oferta de valor y especializada,  porque “ya no le alcanza”.  


 


Tan sólo considere que subestimar la inversión en educación no ha permitido el desarrollo de países de la región latinoamericana, contrario a naciones de primer mundo, donde ésta es indispensable, de ahí  su potencial en investigación y desarrollo.


 


Cabe citar el caso de India, nación que pese a no destacar por su economía, a partir de su política educativa y designación de recursos a este sector, ha impulsado el desarrollo tecnológico y no precisamente en hardware; su foco son los servicios y software, por ser conscientes del valor que genera el conocimiento aplicado. Recuerdo la frase de un catedrático del IPAB que vivió 10 años en aquel país: “India es software y servicio, no hardware”.


 


En ese sentido, es evidente el rol de la educación en el negocio de los distribuidores, así como el rumbo que toma el negocio de TI, donde el hardware es, cada vez más, sólo consecuencia de la oferta de conocimiento y servicio.


 


El año pasado se promovieron impresoras láser a color, digitalización de documentos, equipos multifunción, computadoras portátiles, incluso biométricas; convergencia de diversos equipos orientados al entretenimiento en el hogar con la PC, procesadores con mayor poder de cómputo, memorias USB, reproductores de música portátiles, cámaras digitales e impresión fotográfica, entre otros aparatos. Pero son el conocimiento, planeación y especialización las herramientas que permitirán al distribuidor entregar una solución tecnológica que sustituya ese “0” de ganancia por los ceros que desee, con miras a un gradual crecimiento y aprovechamiento de recursos financieros. ¿A usted cuántos ceros le gustaría agregar a su ganancia?

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