Reportaje

El as bajo la manda se llama cajas blancas

Computadoras ensambladas y fabricadas en México se relaciona con calidad, servicio, economía y hasta creatividad. eSemanal entrevistó a ejecutivos de Select, Centel, MAPS, CHC, Vicda y Alaska, sobre las condiciones, ventajas y desventajas así como las estrategias a seguir para lograr un mayor impacto en este mercado.

Hace 10 años cuando la industria del cómputo era un mercado protegido con incentivos fiscales, la fabricación y el ensamble local (Printaform por ejemplo) representaban 80% de las ventas, mientras que las marcas internacionales hacían su aparición con sólo 20%.
Sin embargo, en 1993 a raíz de la liberación de la industria, llegaron al mercado nuevas marcas y los papeles cambiaron totalmente: las cajas blancas ocupaban 20% y las extranjeras 80%.
Hoy en día la situación tiene un cierto balance, según Select, las marcas nacionales representan 45% y las internacionales 55%. Pero no fue sólo cuestión de tiempo. Saúl Cruz, director ejecutivo de la consultora, mencionó que el mercado se encuentra estable gracias al precio y a la flexibilidad de configurar el equipo a la medida del cliente, a diferencia de las marcas mundiales, donde hay un proceso de lanzamiento y requiere de tiempo para tener lo último en tecnología.
Para el ejecutivo de Select, aunque el precio de las computadoras es una ventaja, ya no es lo que marca el punto decisivo de compra, sino las características de los equipos y el servicio, siendo éste el éxito de los ensambladores: «Un factor que también ayudó al mercado de las cajas blancas fueron los esquemas innovadores como Alaska, que marcó la pauta para el resurgimiento del ensamble en México”.
«Fue más allá, involucró al canal de distribución que estaba muy dañado y le ofreció parte de este negocio al venderle un kit, además de la ventaja de que ellos mismos ensamblaran el equipo», dijo.
Cruz enfatizó que el mercado de cajas blancas es muy atractivo porque representa un nivel de inversión menor y se mantendrá en una posición importante ya que mientras la tecnología sea más popular, los ensambladores tendrán mayor potencial.
La otra cara de la moneda
Pero todo tiene su lado B; es decir, los problemas y los retos a vencer.
Uno de los principales inconvenientes que enfrentan los ensambladores, a decir del ejecutivo de Select, es no tener una homogeneidad en su calidad a lo largo del tiempo, «hay lotes que salen buenos, otros no y eso genera cierta incertidumbre».
El otro problema es quizá más fuerte: La marca y el nombre que respalda a una compañía internacional: «En la medida en que este mercado converge con la industria de la electrónica y entretenimiento, lo que llamo \\’computenimiento\\’, pesa mucho la marca. Un ejemplo es Sony, sin grandes esfuerzos tienen una participación importante”.
Y añadió: «El respaldo, la infraestructura, investigación, publicidad y desarrollo que una PC tiene detrás es difícil de superar por una marca nacional», menciono Cruz.
Pero aunque el acelerador del mercado sea el consumo y éste se ligue con las marcas, el directivo vislumbra un futuro prometedor con mucho trabajo por hacer, si se toma en cuenta que sólo 10% de los hogares en este país tienen una PC y 30% de las microempresas no cuentan con ésta para laborar.
«El potencial es grande, dependerá de los esquemas de comercialización, condiciones económicas y estrategias que promuevan la renovación de la tecnología en las empresas y sobre todo de vender no sólo máquinas sino soluciones de valor».

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