Reportaje

China: la nación en medio del mundo

El crecimiento económico de China no es un milagro que sucedió de la noche a la mañana, sino el resultado de trabajo, planeación, paciencia y visión.


La recuperación de tradiciones milenarias, el sentido de nacionalismo y la aceptación de apertura educativa son algunos de los factores que, sumados a su extensión territorial y densidad demográfica, han hecho que la República Popular China sea un actor mundial importante.

Para entender la penetración en diversos nichos de mercado, principalmente el de tecnología, se deben conocer los diferentes aspectos por los que ha pasado esa nación.

Con una población de 1,300 millones de habitantes (datos del 6 de enero de 2004), es el país más poblado de la Tierra y el cuarto más grande en cuanto a extensión territorial, después de Rusia, Canadá y Estados Unidos.

En términos cuantitativos, es una economía que ha venido creciendo al ritmo de una media de 9.4 % anual desde 1979. Este crecimiento ininterrumpido la ha ubicado como la sexta potencia más grande del mundo. Según las proyecciones podría superar a Estados Unidos en cuatro décadas más, si mantiene el actual ritmo de crecimiento.

China es la nación más integrada a la economía mundial en la medida que tanto sus exportaciones como sus importaciones representan alrededor de 50% de su PIB.

Desde 2002 se convirtió en el mayor receptor de Inversión Extranjera Directa (IED) del mundo, en un marco de estricto control del Estado.

Resultado de la concentración de IED en diversas industrias y, por otro lado, las empresas de propiedad individual, son otras de las razones de su crecimiento. Con la ventaja de que estas actividades son “alimentadas” con alrededor de 300 millones trabajadores provenientes del sector rural y de las empresas estatales de donde son desplazados, pero ingresan a sectores donde existe mayor nivel de productividad.

 

Las dos Chinas

Actualmente existen dos naciones que utilizan este nombre: La República Popular China, comúnmente llamada China, estado fundado en 1949 que ejerce la soberanía sobre el territorio comúnmente llamado China continental y sobre Hong Kong y Macao.

Además, reivindica su soberanía legítima sobre la isla de Taiwán. Miembro de las Naciones Unidas desde 1971, es reconocida diplomáticamente por la mayor parte de los países del mundo.

La República de China, comúnmente llamada Taiwán, estado que desde 1949 sólo ejerce la soberanía real sobre la isla de Taiwán y varios archipiélagos menores. Fue miembro de las Naciones Unidas hasta 1971, cuando fue obligada a ceder el asiento de China a la República Popular China. En la actualidad, sólo cuenta con el reconocimiento diplomático de 24 países del mundo.

 

Recuperación y acumulación de experiencia

De acuerdo con Genaro Berinstain, profesor titular de la asignatura Asia-Pacífico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las creencias básicas de los chinos son en el cielo, entendido como el orden cósmico; es quien regula y determina la vida en la Tierra. Para ellos no existe la idea de un dios creador, “por eso tienen muchos problemas en la cuestión de derechos humanos y la razón del porqué sus creencias no empatan con las de los habitantes de occidente”.

El catedrático señaló una serie de acontecimientos relevantes que se fueron uniendo para crearle una identidad a la nación. Comenzó al mencionar que el sistema de gobierno era por dinastías, cada desastre natural marcaba el fin de cada una de ellas y comenzaba otra.

En 1991, Sun Yat Sen, un personaje educado en el extranjero lleva nuevas ideas y funda la República Popular China, quita a los emperadores y encabeza una revolución.

Lo sucedió Chiang Kai-Shek, quien reconstruye y unifica a China a mitad del siglo XX, pero llegó la Segunda Guerra Mundial, los japoneses invaden la Cuenca del Pacífico y China también.


En medio de una nación dividida surge la figura de Mao Tsé Tung, quien aprovecha esta coyuntura y en una unión de nacionalistas y comunistas, los dos bandos del país, expulsan a los japoneses y discuten el futuro de China. Al ver que no existía compatibilidad, surge otra guerra civil, los nacionalistas se refugian en Taiwán y los comunistas establecen que “en la República Popular de China no habrá más extranjeros, ni profanaciones de la soberanía, por lo que la nación comienza a buscar su desarrollo interno”, explicó Berinstain.

Sin embargo, el desarrollo establecido caducó por falta de planeación y por la confianza de que ellos podrían hacer todo y se establecen políticas como el Gran Salto hacia Delante.

En el sector industrial se quería alcanzar a la Gran Bretaña en la producción de acero, pero lo producía de muy baja calidad, lo que llevó a la quiebra a otras industrias.

En 1978, Deng Xiaoping, el nuevo líder máximo del país, encabezó una serie de reformas estructurales en las áreas económica, cultural y fuerzas armadas, que provocaron un intenso crecimiento económico, el cual ha continuado hasta la actualidad.

“Lo que pueden hacer los chinos es movilizar a su población de una forma que ningún otro país de Occidente lo puede hacer, por la razón de que son muchos”, agregó Berinstain, al señalar que el sentido nacionalista nace cuando Mao llega al poder, a raíz de que el pueblo había sido humillado por los extranjeros y con el poder el Ejército Rojo. “Los chinos empiezan a retomar su pasado”.

 

De dónde viene China

“China es un término occidental, pues los primeros extranjeros que llegaron al país preguntaron a los lugareños el nombre del país donde estaban y la gente contestó que estaban en el reino de China, la dinastía dominante en ese momento”.

“Los chinos se hacen llamar ‘habitantes el país de en medio’, porque están en medio del mundo al cual exportaban la cultura y el conocimiento a las naciones bárbaras ubicadas a su alrededor, como el Tibet, Mongolia y Japón”.

 

Al comenzar su reforma, Deng Xiaoping se da cuenta que no son autónomos para buscar su desarrollo, necesitan de la tecnología y manda a sus estudiantes al extranjero para que se preparen en las mejores universidades de Occidente y los repatria; cuando los regresa, ya les tiene proyectos y trabajo para que utilicen el conocimiento adquirido en beneficio del país.

“La doctrina es importante: ir a buscar el desarrollo del país. Hay una apertura económica al desarrollo pero no hay apertura democrática a la participación política. De ahí que las empresas extranjeras se dieron cuenta que si se establecían en China iban a tener un mercado inmenso. Se les permitió a las empresas establecerse a cambio de no mencionar el tema de derechos humanos”, agregó.

En esta crisis de apertura democrática se da el conflicto de Tiananmen en la década de los 80, hecho a partir del cual los chinos se abren al comercio por medio de zonas económicas especiales, que consisten en territorios donde se establecerán empresas extranjeras con un régimen de libre mercado; fuera de esas zonas, el sistema es comunista, un país con dos sistemas.

Otro factor que mencionó el académico es que la nación hace algo cuando deben hacerlo, sin importar el costo, siempre y cuando el beneficio sea más grande, cualquiera que sea, pues el beneficio repercutirá en la mayoría a largo plazo.

Puso como ejemplo la construcción de una presa, en la cual se vieron afectadas habitantes de varias aldeas, pero el número de beneficiados fue mayor al de los reubicados.

“En cambio, en México, los legisladores llevan meses debatiéndose acerca de la explotación de un recurso natural, cuando se pierde tiempo para generar más bienestar para todos”, comentó.

Oportunidades

Para México, el universitario señaló que como habitantes no conocemos a los chinos. “Un mercado formal o un tratado con ese país nos llevará tiempo, porque siempre hemos visto al norte y no les hicimos caso a los países asiáticos que se cansaron de buscarnos”.

Explicó que nuestro país tiene los sectores de textiles y electrónicos, que están en desventaja frente a la industria China; sin embargo, “México tendría que entender cómo funciona y saber cómo piensa, cómo actúa y aprender de ellos, lo cual es una ventaja; si no sabes chino, no sabes qué le interesa a la cuarta parte de la población mundial”.

Lo anterior porque México puede obtener lo mismo que otros países, un amplio mercado, sabiendo llevar sus productos, como lo hizo la taqueria El Tizoncito, que abrió sucursales en Shangai y en Beijing.

De acuerdo con el directivo, hay una gran pérdida de oportunidades para los mexicanos, porque no nos ponemos de acuerdo: mientras unos buscan una vía de desarrollo, otros buscan otra.

Otro aspecto es que los empresarios quieren ganar a corto plazo, no están dispuestos a arriesgarse a invertir a futuro. En cambio, los chinos, están haciendo su tecnología de la forma como lo hicieron los japoneses en su momento: maquilan el producto, luego lo entienden, lo adaptan a las necesidades de su país y lo podrían mejorar en el futuro.

Para finalizar, el docente comentó que China debe sanar ciertos problemas, económicos y sociales, pues los beneficios no llegan a todas las zonas del país; además, hay déficit de mujeres debido a la política de un solo hijo. “Se calcula que 17 millones de varones chinos nunca encontrarán una pareja”.

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