Editorial

El congreso en el que hubo de todo

Como cada año, el congreso de la Anadic llegó a buen término, dejando una cauda de oportunidades para sus asistentes, algunas de ellas de negocio y crecimiento, pero sobre todo de aprendizaje y reflexión.

Para el organizador queda la satisfacción de la misión cumplida y la meta lograda, así como la posibilidad de mejorar para el año entrante con una logística más eficaz y de continuar con los aciertos, como el de incluir a representantes del gobierno, pieza clave en los negocios de TI en nuestro país.

 

Para los expositores, la oportunidad reside en rediseñar sus estrategias de mercadotecnia para lograr la atención de un canal heterogéneo donde coexisten aquellos que encuentran en el congreso una oportunidad para tomar un descanso cerca de la playa y regresar a casa con la maleta llena de regalos, así como aquellos que acuden en busca de socios de negocio y nuevas formas de crecer en esta industria. Estos últimos generalmente logran su objetivo con creces.

 

Asimismo, la oportunidad más grande de todas es la de reflexionar, especialmente para los distribuidores asistentes, acerca de las metas que desean alcanzar antes de llegar al siguiente congreso y sobre cuánto desean aprovechar el potencial que una reunión de tal magnitud representa.

 

En efecto, hubo de todo: stands llenos y vacíos, asistentes ávidos y resellers apáticos en busca de diversión, conferencias atractivas y audiencias poco interesadas, expositores que cumplieron su meta y marcas que reconsiderarán su participación. En todos los casos, la oportunidad es la misma: recapitular y mejorar.

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