
Conectividad en empresas: una brecha aún por cerrar
Por Ernesto Piedras, director en The Competitive Intelligence Unit:
En la era digital, la conectividad no es un lujo ni un privilegio de unos cuantos, sino un pilar operativo para los individuos, las familias y las empresas, entre muchos otros.
El acceso a internet y a tecnologías digitales permite optimizar procesos, reducir costos, expandir su alcance de mercado y adaptarse rápidamente a cambios en el entorno económico.
Particularmente, para las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs), la digitalización representa una oportunidad sin precedentes para competir en igualdad de condiciones con agentes más grandes, acceder a clientes globales y participar en cadenas de valor internacionales.
En este contexto, la brecha digital no solo contraviene la satisfacción de un derecho constitucional, sino que también frena el potencial económico del país entero.
Avances en la digitalización de las empresas
Los resultados preliminares de los Censos Económicos 2024 del INEGI revelan un panorama mixto para la digitalización de las unidades económicas o entidades que se dedican a la producción y/o comercialización de bienes y servicios en México.
A pesar de registrar un incremento de 5.5 puntos porcentuales en el uso de internet desde 2019, apenas poco más de un cuarto (26.2%) de las unidades económicas se benefician de la conectividad, en cualquier forma de provisión fija o móvil.
El uso de internet no debería representar una ventaja exclusiva de las grandes empresas. La cifra de 64.7% de adopción en grandes unidades contrasta drásticamente con 21.4% en las microempresas, lo que evidencia una marcada desigualdad tecnológica.
Brechas regionales: Dos Méxicos en conectividad
Las disparidades regionales son igualmente preocupantes. Mientras Baja California Sur y Querétaro superan 40% de adopción, estados como Chiapas y Guerrero escasamente alcanzan un nivel de 15%.
Esta brecha digital no solo refleja desigualdades económicas preexistentes, sino que también las perpetúa. La falta de infraestructura tecnológica en el sur del país limita las oportunidades de desarrollo, dejando a un vasto número de negocios en marcada desventaja.
Potencial desaprovechado
Otro hallazgo preocupante es el limitado uso de tecnologías emergentes en empresas. Solo 2.2% de las unidades económicas emplean inteligencia artificial (IA), mientras que la impresión 3D y la robótica avanzada apenas llegan a 2.1% y 1.2% del total, respectivamente.
Esta falta de adopción no se debe únicamente a la resistencia al cambio, sino a barreras estructurales: insuficiencia infraestructural, escasez de capital humano especializado y limitado acceso a financiamiento.
Comercio electrónico: Luz en el horizonte
El comercio electrónico registra un crecimiento notable en su aprovechamiento, especialmente entre pequeñas y medianas empresas.
La proporción de unidades que venden en línea pasó de 18.7% en 2019 a 28.8% en 2024. Este rápido avance refleja la capacidad de transformación digital de los negocios mexicanos, impulsada en parte por la pandemia de COVID-19, que aceleró la existencia de canales de venta digitales.
A pesar de ello y de multiplicarse las alternativas de alcance y venta en internet, entre las microempresas, sólo 4.4% realizaron este tipo de transacciones por la vía digital. Al respecto, es esencial fomentar programas de capacitación y apoyo financiero para que estas pequeñas unidades puedan beneficiarse de las oportunidades del comercio digital.
¿Qué sigue? El papel de la política pública
Los datos son claros: México necesita una estrategia nacional de digitalización que vaya más allá de enfocarse en cubrir el déficit de infraestructura.
Se requiere una combinación de políticas públicas, inversión privada y programas de educación para cerrar la brecha digital.
No se trata solo de conectar más empresas a internet, sino de garantizar que puedan aprovechar todo su potencial. La transformación digital debe ser inclusiva, sostenible y orientada a construir una economía más competitiva.
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