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Elevar productividad exige capacidad empresarial y apoyo de trabajadores

Ricardo Zermeño
Ricardo Zermeño

Por Ricardo Zermeño, director general de Select:

 

Reconocemos la importancia que el nuevo gobierno asigna a la productividad de todos los factores en México; esto es a nuestra capacidad de hacer más con menos y aprovechar mejor nuestros recursos humanos y de capital.

 

Los países que crecen son aquellos donde existe oferta de factores de producción (trabajo y capital) y sobre todo, donde la productividad se eleva año con año porque innovan e implantan mejores formas de hacer las cosas.

 

Desde hace años señalamos la preocupante caída de la productividad total de los factores en México; entre 1981 y 2011, disminuyó -0.7, mientras que en Corea aumentó 2.4, en Irlanda 1.9 y en Chile 1.1 (Banco Mundial). Celebramos que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) reconozca este grave problema y que el INEGI empiece a generar datos.

 

Según SHCP, para que el país crezca más de 5% es necesaria una inversión anual arriba de 25% del PIB; aunque los niveles actuales no están alejados de esta cifra es necesario mejorar su aprovechamiento. Es paradójico que en estas décadas en que la productividad total de los factores se ha derrumbado, la economía se haya tornado más intensiva en capital; esto implica que hemos desplazado mano de obra con máquinas y aún así, no logramos crecer. Además, una proporción creciente del capital es de tecnologías de información y comunicaciones (TIC) pero esta modernización no ha logrado revertir las tendencias negativas de la productividad.

 

¿Por qué ha caído la productividad en México? Las respuestas frecuentes son las reformas estructurales que el gobierno no ha concluido; raras veces se identifica lo que los empresarios han dejado de hacer. Sin duda, el gobierno tiene que asegurar las condiciones para que las empresas sean competitivas, no exista informalidad y los mercados operen sin distorsiones. Sin embargo, para elevar la productividad no bastan las reformas estructurales, se requiere sobre todo, un liderazgo empresarial más robusto y el involucramiento de los trabajadores.

 

México está en una larga transición entre un país maquilador y uno innovador; un país que se ha desarrollado suficiente para no ser el más barato pero que no logra desatar la generación de riqueza. El país necesita empresarios que se diferencien, que no vendan barato sino que innoven e inviertan en talento y tecnología. Empresarios transparentes, que rindan cuentas, que establezcan acuerdos colaborativos de pago por productividad con sus trabajadores y los cumplan.

 

El gobierno debe convocar a empresarios y a trabajadores a firmar el pacto, ellos son los grandes ausentes y sin embargo, son ellos los que harán realidad la democratización de la productividad.

 

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