Software libre y las aplicaciones de oficina

Lo que muchos entendemos por el manejo de una hoja de cálculo, procesador de texto, manejo de presentaciones o diapositivas, programa de dibujo, una base de datos y un cliente de correo electrónico, algunos ya le estarán poniendo nombre a este conjunto y le llamarán “algo dos mil ocho”, pero déjenme decirles que no, que en el mundo del software libre el nombre mágico es OpenOffice(1), una suite que contiene todo eso y más, existiendo versiones para Windows(2), GNU/Linux, Mac y otras plataformas.

O sea que, sin importar el ambiente en el que estemos, tendremos la misma interfaz y funcionalidad. Aquí -en nuestra oficina-, las cotizaciones, licitaciones, cartas a clientes y en general todo material escrito se hace con OpenOffice-Writer y son enviadas a su destino, ya sea en PDF (que dicha aplicación genera sin problemas) o en .doc, formato ampliamente utilizado pero que cada días se ve menos.

Las hojas de cálculo son generadas por OpenOffice-Calc y también podemos grabarlas en su formato nativo o con terminación .xls, de tal forma que otras suites de oficina puedan leer nuestros archivos.

Pero, ¿qué tanta compatibilidad existe?, pues muchas pero no al 100%; si tenemos hojas de cálculo hechas en .xls con macros complejos perderemos parte de su funcionalidad, pero ¿cuántos de nosotros utilizamos esas mágicas características y que con unos minutos de estudio volveremos a tener programadas?

En la empresa hemos trabajado con OpenOffice y nuestros clientes ni se enteran que la información no se generó en la suite de siempre, sino que las funciones de las hojas de cálculo que contiene son suficientes para nuestros procesos y las presentaciones generadas con OpenOffice-Impress han servido para cerrar buenos negocios o convencer a cientos de nuevos usuarios.