Editorial

¿Piratas modernos? ¡Manzanas podridas!

La segunda semana del año fue el marco de la exhibición de tecnología más importante para nuestro continente. En Las Vegas se dieron cita todos los que son y estuvieron todos los que debían estar en el Consumer Electronics Show. Ahí, Bill Gates realizó anuncios y dictó las pautas que seguirá su compañía, alrededor de las cuales girarán muchas otras estrategias de la industria.

 

Sin embargo, durante la misma semana en que la ciudad que nunca duerme fue testigo del CES, tuvo lugar la abusiva llegada de los piratas modernos. Dicho sea de paso, esos piratas no son los del Treasure Island, el famoso hotel de Las Vegas Boulevard donde hasta el año pasado se escenificaba una lucha entre malosísimos bucaneros y las fuerzas del bien, que intentan proteger a la población de ser robada en sus más preciados tesoros por esos bandoleros de los mares.

 

Los piratas modernos, estimado lector, serían los capitaneados por Steve Jobs, quien de ahora en adelante podría ser reconocido por un parche en el ojo, el mismo que antaño caracterizara a sus predecesores. Y es que, nada más y nada menos, el polémico personaje de las manzanas se aventó la puntada de anunciar con bombo, platillos y un montón de “paleros” su “novedad”, la que los incautos podrían llamar innovación, en la figura de un telefonito celular “inteligente” al que intenta llamar iPhone.

 

Mientras tanto, la maquinaria mercadológica intentaba apoyar al capitán Jobs con expresiones de asombro fingido que confundieran a los consumidores. El pequeño gran problema es que ya existe un teléfono IP llamado iPhone, registrado con todas las de la ley por la empresa inalámbrica de Cisco Systems: Linksys, después de comprar Infogear en 1996, mientras que el iPod salió hasta el 2001.

 

Es por ello que vemos que ese teatrito montado en el Moscone Center de San Francisco representa la llegada de los piratas modernos, verdaderas manzanas podridas que podrían infectar a toda la industria.

 

El problema es sencillo: a la maquinaria mercadológica seguirían ejércitos de abogados que intentarán convencer a los jueces de que “Linksys no explotaba bien la marca iPhone” (o alguna tontería parecida), por lo cual, ellos, Apple, Steve Jobs y sus piratas, tendrían el derecho de pasar encima de Linksys y Cisco para robar (quise decir usar) la marca iPhone que sólo Jobs y sus muchachitos deberían usufructuar, al fin que son los innovadores y los merecedores de la preferencia del público.

 

Probablemente intentarán hacer alguna triquiñuela como la que le hicieron a Los Beatles y a sus sucesores, a quienes despojaron de la marca de su disquera Apple. El problema, como dije, es que de consumarse el atraco se sentarían pésimos precedentes, pues robarse una marca (o dos o las que sean) y hacerlo con ayuda de abogados y jueces abriría el camino para que los otros piratas (esos que roban propiedad intelectual de todo tipo en el mundo) contraten a los mismos abogados malosos y presenten sus argumentos para piratearse cualquier otra marca en el mundo, al fin que ellos son los innovadores y merecedores de la preferencia del público.

 

Ese es el verdadero peligro, que las manzanas podridas infecten a toda la industria y los piratas inunden los siete mares y asolen los cinco continentes. Sería la ignominia absoluta que Jobs se saliera con la suya, sólo es un acto de piratería cínica y abusiva el que parece querer cometer.

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