Editorial

Marco legal a la mexicana

Todos sabemos cómo se las gastan las personas encargadas de poner orden en el país; es decir, los tres poderes, ejecutivo, judicial y legislativo. También sabemos que todavía cargamos con un pasado lleno de corrupción y tratados hechos al vapor, donde hoy pagan justos por pecadores.

Específicamente hablamos de la importación de equipos de segunda mano en materia de Tecnologías de Información. A ciencia cierta, el legislativo no sabe cuál es la esencia de dicha norma, simplemente se trata de un apartado donde se legaliza la importación de todos los artículos de segunda mano al país a partir del 1 de enero del año en curso, que viene a rebotar en nuestra industria.
En pocas palabras, no existe un marco legal; lo peor de todo es que las garantías ofrecidas al usuario son imprecisas y contienen un cúmulo de vaguedades. Para verlo de una manera menos negativa, se trata de legalizar un mercado ilegal, cuya base no la sabe ni el propio Carlos Salinas de Gortari.
No se puede negar que existen argumentos positivos: elevar la penetración de PC, nuevos negocios para el canal de distribución; en otras palabras, atacar mercados que los mismos fabricantes nunca atendieron, que por cierto, hoy se quejan amargamente.
Pero sabemos por experiencias previas que un mercado sin normas ni marco legal, conlleva al desorden, corrupción, transas y prácticas de uso común por algunos “empresarios” mexicanos. A su vez el usuario estará indefenso; por ejemplo, en los casos regidos por la transa, recibirá equipos que no rendirán lo esperado, con garantías que no excederán los tres meses.
Obviamente existirán empresas honestas, las cuales operan en México desde hace tiempo; sin embargo, en un marco que tiende a la ilegalidad hasta dichos empresarios podrían verse afectados. Lo grave es que nuestros diputados demuestran muy poco conocimiento en el tema, por lo que un presunto beneficio social se puede convertir en una nueva migraña de la industria.
Es indispensable que fabricantes, mayoristas, resellers, asociaciones, cámaras, medios de comunicación y claro el gobierno, informen sobre los peligros y ventajas que ofrece este nuevo segmento de mercado; es decir, exponer objetivamente la potencialidad, pero de igual manera los puntos álgidos y susceptibles a prácticas desleales.
Finalmente en México estamos acostumbrados a tapar el pozo después de ahogado el niño; pero, no vasta con quejarse, es tiempo de actuar porque de lo contrario, en breve, podríamos tener un nuevo problema de tintes insospechados.

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