Editorial

Es mejor juntarse

Para los mexicanos las palabras crisis, austeridad y recesión económica significa cotidianidad. Asimismo, si hablamos de corrupción, malas administraciones, desempleo pobreza y delincuencia pensamos inmediatamente en nuestra esencia y la del prójimo.

Por ende perdemos la fe, porque las promesas que nos hicieron nunca llegaron a cumplirse, es más nos volvimos una sociedad incrédula y ese escepticismo nos hizo vivir a la defensiva, con el objeto de no volver a caer en el juego de la ilusión.
Hoy vemos a personas desprovistas de ideas. Esos individuos generalmente forman grupos sociales y de trabajo basados en la estricta labor del cumplimiento, sin dar más de aquello que piden sus superiores (es mejor que perder el empleo o la porción de nicho que se ocupa).
Esta mediocre homogeneidad tapiza del mismo color a las empresas y las diferencias entre una y otra son casi imperceptibles. Esta depresión social generalmente hace migrar de nicho aquellos profesionales que no tuvieron las oportunidades ni las ideas, y por eso vemos a resellers que hoy centran su mira en mercados ajenos a los suyos.
Por su parte, otros empresarios incursionan en nuestra industria, pero la mayoría al no tener un proyecto establecido y bien cimentado terminará por mutar a otra industria. Este ir y venir convierte a los emprendedores en verdaderos todólogos: hay resellers que son distribuidores de TIC y en el mismo local ya tienen un cafecito y además venden perfumería fina, por citar un ejemplo.
Esta es la realidad y claro, las condiciones del mercado no son para nada semejantes a las que dictan nuestros mayoristas y fabricantes. Se habla de especialización, para ganar más dinero cuando los empresarios sortean su existencia en la sobrevivencia diaria, que apenas alcanza para ver que existen otros horizontes.
Por lo tanto, si el cambio no cambió la realidad del país, es momento de hacer un recuento de los daños. Los economistas, analistas e incluso videntes o iluminados dan posibles explicaciones y alternativas al momento histórico que vivimos, pero eso no sirve de nada si se vive en el pesimismo y desconfianza.
No se trata de ser oportunista, esos se van rápido a otras latitudes. Una alternativa real la dan los grupos que forman asociaciones que tienen objetivos claros, que vienen del mismo mundo y que por ello han decidido poner un hasta aquí a los abusos y a las promesas incumplidas.
Porque varias depresiones económicas y emocionales forman sociedades carentes de metas. Juntas por lo menos, y si tienen deseos de salir adelante, encuentran un frente de batalla para encontrar la salida. Piénselo, no hablo necesariamente de agremiarse a una asociación, sino de conjuntar esfuerzos con otra(s) compañía similar (socio)… la idea queda expuesta, simplemente voltee a su alrededor.

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