Editorial

Certificarás a tu prójimo

En más de una ocasión, en esta tribuna se ha abordado el tema de las certificaciones. La actualidad no presenta cambios sobresalientes: para un segmento se trata de un estrategia comercial que generalmente no aporta gran cosa al canal de distribución. También hay quienes piensan que es un mal necesario porque “tiene altos costos , pero otorga sus beneficios”…

Otros son de la idea que certificarse es un acto indispensable para dejar de ser un distribuidor común y corriente y convertirse en todo un consultor de soluciones y servicios. Finalmente, están los convencidos de que certificarse es como ver a un pez en bicicleta; en palabras más explícitas: no sirve para nada.
La visión de los fabricantes está (más o menos) así: certificarse es abrir las oportunidades de negocios del canal; otorgar la confianza a los usuarios finales de ser una extensión de determinado proveedor de productos; convertir a los distribuidores en asociados de negocio (lo que significa que, en teoría, se multiplicará el valor del reseller al convertirse en un VAR); una manera sencilla de ganar más dinerito, etcétera.
En plano conceptual, certificarse es estar avalado y calificado para comercializar e incluso, implantar una tecnología específica. En el plano no conceptual, equivale a pagar derecho de piso por usar y vender un equipo del propio fabricante, algo así como un impuesto no manifiesto.
Socialmente, certificarse equivale a casarse: a unos los avala para funcionar ante la ley de Dios y/o de los hombres; otros hacen caso omiso y prefieren vivir en unión libre, en total independencia de los preceptos morales.
Como país, significa estar acorde con los vecinos del norte, o sea Estados Unidos, en la lucha contra el narcotráfico, la guerra contra Hussein y demás situaciones macroeconómicos. De no estar certificados, vendrían las repercusiones comerciales y políticas consabidas, ¿acaso no sucede igual en nuestro sector?
Los distribuidores, principio y fin de esta industria, tienen la última palabra. Serán ellos quienes sabrán qué perspectiva darle a este panorama, la cual podría parecerse a una de las taxonomías aquí expuestas, o bien, inventar otra(s), según sea la experiencia propia.
Si tiene algo de tiempo, por favor háganos saber lo que significa para usted la experiencia de certificarse, ser certificado o certificar al prójimo: el canal y este editor, se lo agradecerán profundamente…

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