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Ayer y mañana: La evolución de la industria de las telecomunicaciones en AL

CIENAPor Fabio Medina, vicepresidente y gerente general de Ciena para Centroamérica y América Latina:

Este otoño se conmemorará el 25º aniversario de dos acontecimientos que han tenido un impacto significativo en la industria de las telecomunicaciones de la región. En noviembre de 1990, Entel, la empresa telefónica estatal de Argentina, fue vendida como parte del programa de reforma económica del país. En diciembre de ese mismo año, Telmex de México se privatizó pasando a manos de inversionistas nacionales y extranjeros. En aquel entonces, al igual que hoy, los cambios requerían una mayor agilidad a nivel técnico y comercial a fin de responder a los retos y las oportunidades que se veían a futuro.

La ola de privatizaciones, fusiones y adquisiciones que desataron estas dos acciones, desencadenó una serie de cambios tecnológicos y comerciales en la industria de las telecomunicaciones de América Latina que, en gran parte, definió lo que somos hoy. Pensando en los desafíos desconocidos a los que hicieron frente, podemos imaginar el número de veces que las empresas tuvieron que abandonar sus planes y tuvieron que volver a concebir sus redes y el camino a seguir.

Aunque el cambio de los monopolios públicos a los privados no necesariamente significó una mejora inmediata en el servicio, entre 1990 y 2000 la industria de las telecomunicaciones de la región creció, aumentando el número de líneas telefónicas de 520 millones a 970 millones, el tráfico internacional subió de 33 mil millones de minutos a 110 mil millones de minutos, y el número de suscriptores de telefonía móvil creció de 11 millones a 650 millones.

Esta fue también una época en la que se realizó una inversión en infraestructura importante y estratégica: fibra óptica, un avance que marcó el primer salto tecnológico de los operadores de telecomunicaciones en América Latina. Con la expansión de la capacidad de datos, la posibilidad de velocidades de transmisión más rápidas, la reducción de los costos de infraestructura y la transmisión de señales más claras, la fibra óptica ha contribuido a acelerar la integración de Latinoamérica al mercado mundial de las comunicaciones.

A fines del siglo XX, vimos la expansión del acceso a Internet y los servicios de telefonía móvil, a la par que aumentaban los ingresos disponibles en las principales economías de América Latina, junto con el número de personas que podían comprar un teléfono celular por primera vez. Desde entonces, los operadores móviles de la región, interesados en capitalizar este crecimiento, han invertido e innovando para satisfacer las necesidades del mercado.

La modernización de las redes para el futuro

Pero, junto con todo el crecimiento, se ha creado una demanda incesante y exponencial del ancho de banda y la conectividad, generando una vez más presiones económicas y técnicas que exigen una mayor agilidad de las redes de telecomunicaciones y de las empresas que las operan.

Afortunadamente, se ha reducido la brecha entre el tiempo que toma desplegar nuevos servicios en América Latina, en comparación con Norteamérica. Hoy en día, empresas como la nuestra trabajan más estrechamente con los clientes para alcanzar la próxima frontera: modernizar y monetizar las redes de telecomunicaciones para los próximos 25 años.

Actualmente, los operadores de redes deben cambiar a modelos de negocios “bajo demanda” para prosperar en este mundo a escala Web, ávido de ancho de banda y centrado en las aplicaciones. A fin de estar equipados para los próximos 25 años, los operadores de redes deben estar preparados para la próxima ronda de cambios, brindando apoyo a los servicios a escala Web basados en la nube, a través de un ecosistema para el control de software abierto y la utilización de tecnologías de redes programables para prestar esos servicios.

La experiencia bajo demanda requiere de una red rediseñada que transforme la capacidad en suficiencia a fin de permitir una prestación de servicios de aplicaciones perfecta, así como un negocio más ágil, basando en información. Las redes futuras deben ser plataformas programables que se puedan orquestar y controlar en tiempo real.

Si el pasado fue definido por la privatización, las inversiones extranjeras y el Internet, el futuro será definido por la apertura de redes, la virtualización de funciones clave y el software, de manera que los proveedores de redes puedan tener el nivel de agilidad para diseñar e implementar los servicios que los clientes esperan.

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