Editorial

El Sindrome de Burn-Out

Recientemente se ha dado mucha difusión a una de tantas profecías apocalípticas: la del 2012 que, para ser honesto, ni siquiera es una profecía sino la concatenación de viejas leyendas e interpretaciones tendenciosas de antiguos datos calendáricos y que algunos han aprovechado para llenarse los bolsillos.


Ante esto, la pregunta es si tiene sentido hacerse rico pronosticando el fin del mundo si ese fin será en tres años. Por otro lado, personas más mesuradas afirman que el mundo no será destruido sino que el género humano enfrentará cambios radicales.

Y no hay que ir tan lejos para hablar de cambios importantes. Ahora mismo, en nuestra industria, es momento de revisar todas las áreas donde sea posible hacer más eficiente la labor diaria; de lo contrario, la situación económica, así como la contracción del mercado podrían hacer que el mundo sí se termine para algunas empresas del canal.

En este sentido, las cosas a las que se presta menos atención pueden tener mucha importancia; por ejemplo, es usual que los administradores y contadores toman la labor de afrontar la crisis en sus manos y optimicen costos, eliminen gastos y ajusten presupuestos. No obstante, en esta ecuación falta el jefe de recursos humanos, quien debe atender la problemática del personal, ocasionada por el incremento del estrés laboral, natural en circunstancias como las actuales.

¿Ha escuchado del síndrome de Burn-out? Como su nombre en inglés indica, es cuando un trabajador se siente agotado, como un cohete espacial que ha quemado todo su combustible y no tiene ya impulso para seguir adelante (de ahí el nombre). Este síndrome ha sido estudiado desde los años 70 y quien lo padece presenta: agotamiento emocional, insensibilidad, actitud negativa, baja en la autoestima y evaluación negativa de su propio trabajo.

Usualmente se presenta en forma espontánea acompañado de trastornos, como ansiedad, depresión, actitud defensiva, cinismo, ausentismo, bajo rendimiento laboral, mala comunicación y pobre concentración.

No hace falta explicar lo que esta conducta puede ocasionar en las empresas. Si este problema lo presenta un ayudante general es posible que nadie lo note y eventualmente deje el trabajo o sea despedido, pero cuando se trata de empleados con puestos gerenciales o cargos claves dentro de la empresa, el efecto puede ser un dominó en su organización. Considérelo.

Cambiando de tema, cada día está más próximo el congreso de Anadic, el cual regresó a la playa luego de una fugaz estancia en el DF. ¿Será que por fin se retomó el camino y la arena, el mar y el sol ya no serán agentes distractores para los asistentes? Sin importar la razón del regreso a las costas, esperamos que el compromiso sea la constante entre los asistentes y para 2010 la sede deje de ser algo relevante.

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