Editorial

Crónica de un decreto inesperado

Pese a que la entrega de tecnología por medio del modelo de oustsourcing se venía anunciando desde años atrás, a muchos distribuidores les agarró por sorpresa el decreto de austeridad, promulgado por el gobierno federal, en el que básicamente se establecen los lineamientos para contratar servicios de tecnología en sus dependencias.
Es una realidad que los encargados de proveer a las instituciones federales han visto mermados sus ingresos por la falta de claridad en la normatividad de las adquisiciones; sin embargo, el gobierno no ha dejado de operar; aunque se ha visto su poco interés por realizar grandes inversiones en tecnología, ésta le es una necesidad.

 

Ante este panorama quedan dos caminos, el primero es cruzarse de brazos y esperar a que la iniciativa de Felipe Calderón se esfume y perder negocio o prender las alertas, identificar y dominar el nuevo esquema de negocio para saber cómo llegarle a este tipo de cliente.

 

Por otra parte, es una realidad que el distribuidor que quiera trabajar con el gobierno debe adquirir otras competencias que no tenía para poder mantener a su cliente, como es la capacidad financiera, infraestructura para soportar garantías en diversos puntos geográficos y la agilidad para responder ante una contingencia en el servicio.

 

Ya sea en telecomunicaciones, impresión, sistemas de software y aplicaciones, almacenamiento, movilidad y el tema de cómputo en el escritorio, los distribuidores deben estar receptivos a hacer las alianzas pertinentes que se traduzcan en valor para los tomadores de decisiones en las instancias de gobierno.

 

Sea cual sea el futuro del decreto, éste se ha vuelto un detonador que repercutirá en la manera de hacer negocios, porque permeará a dependencias estatales y locales, y una vez más avanzado no se descarta que haya ofertas de este tipo para las medinas y micro empresas.

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