Rúbrica indeleble del mayoreo
Un personaje que marcó la escuela para muchos directivos de mayoristas es José Luis Rodríguez, fundador de una empresa que comenzó como distribuidora, siguió como mayorista y marcó la vía a seguir a una locomotora que hoy se llama Ingram Micro.
A más de siete años de haberse separado de la industria del mayoreo de equipo de tecnologÃas de la información y comunicaciones, José Luis RodrÃguez sigue siendo considerado, respetado y reconocido por los actores del mayoreo actual.
En su faceta de empresario, ahora en el conocido Tren Maya, el fundador de Dicom, empresa que con el tiempo se convirtió en Ingram Micro, platicó con eSemanal acerca de la historia que envuelve al mayorista más grande de México, y de los valores y estrategias que lo llevaron al destino que hoy ocupa la compañÃa de distribución en México.
El lado humano del emprendedor fue pieza fundamental para lograr un equipo fuerte que se pusiera la camiseta para trabajar en un fin común, ahora ese equipo ocupa cargos estratégicos en filas del mayoreo, fabricantes, distribuidores y empresas que ofrecen servicios de educación y consultorÃa.
Con el semblante relajado, la mirada puesta en el horizonte, RodrÃguez recuerda cómo era el mayoreo en las décadas de los 80 y 90, y formula algunas recomendaciones a mayoristas y distribuidores que están en la escena nacional; asimismo, reconoce que el canal está llegando a una madurez, que implicará una pronta depuración.
Apuntalamiento de la vÃa
Luego de tener el primer contacto con una computadora, José Luis RodrÃguez decidió obtener una representación para vender la marca Apple en México.
El empresario manejaba una pequeña cadena de tiendas de abarrotes, un negocio familiar que dejó su padre al fallecer. En este apartado, hace un paréntesis, rÃe y comenta que no era gente de computadoras, sino de administración, de tal modo que a los 26 años de edad estaba en busca de establecer un negocio propio.
“Estaba inquieto con ese tema y tuve la gran suerte de que la gente de Apple se fijara en mà al tiempo que se reÃa, porque les dije que no tenÃa ni idea de computación”, agrega.
En 1980 se forma el primer grupo de distribución en Guadalajara, con el que trabajó RodrÃguez. “Me dieron una distribución y comencé como dealer, en aquel tiempo no existÃa el término distribuidor”.
El director de la entonces Digit Microcomputadoras recuerda que su primer objetivo de venta fue colocar una computadora al mes, “como algo muy difÃcil de lograr, y después una computadora a la semana”.
Poco a poco fue consiguiendo las distribuciones de HP e IBM y empezó a trabajar con otro fabricante; de ahà nació la idea de hacer una compañÃa de mayoreo.
El mayoreo viene de una división de Digit, donde tenÃa la distribución de las tres marcas, pero manejaba otras que comenzaban a repuntar, como las impresoras ATI.
Con estos productos comenzó el submayoreo entre amigos que eran distribuidores y a quienes les revendÃa máquinas; paulatinamente fue agregando periféricos, productos Verbatim, papel y otros que se necesitaban del diario; “sin querer se fue haciendo el concepto del mayorista: poner en una sola bodega productos de diferentes fabricantes”.
Finalmente, éste es el concepto con el que funcionó la Distribuidora de Cómputo (Dicom). Al inicio de ésta se veÃa venir un conflicto de intereses para el empresario, “porque por un lado vendÃa a amigos y por otro peleaba por un cliente. Sà habÃa un conflicto real y cuando me cayó el veinte tuve que decidir: o me dedico a ser distribuidor o mayorista”, comenta el entonces director de Dicom.
Para 1987 RodrÃguez comienza en el mayoreo de forma profesional, con el conocimiento que habÃa adquirido después de siete años de ser distribuidor.
La empresa inicia con una introspección de las necesidades y la forma de hacer los negocios, una de ellas era que el directivo dedicaba más de la mitad de su tiempo a las compras que vendiendo, “algo estaba haciendo mal porque deberÃa dedicar 80% del tiempo a vender y no a comprar. No era asÔ, recuerda.
La razón de esto era la disponibilidad de productos y fue cuando nació la trilogÃa famosa de Dicom: disponibilidad, precio y servicio.
“Les fui cambiando el orden, pero eran siempre estos principios; aunque el precio nunca fue el primero, éste lo definÃa el mercado”.
En ese entonces no habÃa disponibilidad en el mercado; si habÃa producto, automáticamente se vendÃa, asà que el mayorista nació en un buen tiempo, al grado que en el primer año de operaciones tuvo utilidades.
RodrÃguez resalta el valor de la gente ya que en Dicom se formó un buen grupo de trabajo, entusiasta. “Entre ellos estaban Manuel Sáenz, que entró como socio, Carlos Sosa, y de los empleados, varios de ellos cumplieron conmigo hasta 15 años en Dicom; uno de ellos era Ignacio Márquez, que es una historia de éxito, ya que comenzó como chofer en el grupo fundador y hoy es el director del Cedim de Ingram Micro, un almacén de 15 mil metros cuadrados”.
Por lo que respecta a Sáenz, éste era cliente de la división de mayoreo de Digit: “Manuel era muy molón, iba muy seguido a comprar y muy exigente, de ahà nació la amistad, de la lata que daba el ingeniero; cuando decidà abrir el mayoreo, lo invité a trabajar porque era una gente muy valiosa”, recuerda.
Dicom fue espectacular porque en el primer año vendió 7 millones de dólares, el siguiente 15, al tercer año 32 millones de dólares, al siguiente 75; en este sentido, el directivo menciona que estuvieron alertas, porque no se podrÃa mantener este rimo de crecimiento, pero a los cinco años también se doblaba la cantidad de ventas: hasta más de 150 millones de dólares se obtuvieron.
RodrÃguez atribuye este éxito a que tenÃa muy claro el concepto de mayoreo, se salió de vender al público y se concentró en tener siempre más productos disponibles, buen precio para los distribuidores y brindar el mejor servicio.
Su empresa trató de hacer un canal serio, que no se colara un usuario; “creo que logramos ser profesionales y hacer cosas nuevas: innovar en mercadotecnia para los fabricantes, cosa que no se hacÃa antes, cada quien hacÃa la suya”.
El ex director de la desaparecida Dicom comenta que la disponibilidad siempre fue el gran reto. “¿Cómo tener producto que no me han pedido y que me van a pedir? TenÃa que anticiparme y estar al tanto de las tendencias y tecnologÃas. Era un trabajo de mucha confianza con los fabricantes para que ellos nos dijeran por dónde irÃan las tendencias”.
Otra de las cosas novedosas fue contar con representes de los fabricantes, “lo que ahora es muy normal, pero antes era algo novedoso, con esto tenÃamos más soporte”.
Cuando empezó Dicom en 1987, los márgenes eran holgados. “Esos márgenes y la rotación de inventarios nos permitieron crecer.
Se forma Ingram Dicom
Dicom era el primer cliente de Ingram en América Latina. Cuando comienza el TLC, ya habÃan entrado a Canadá y en algunos lugares en Europa y con el tratado decidieron entrar a México.
Después de insistir varias veces, Dicom comenzó negociaciones con Ingram, éste deseaba comprar y se llegó a un acuerdo: 70% Ingram y 30% Dicom.
De esa forma inyectaron capital para modernizar las operaciones del mayorista: 3 millones de dólares se invirtieron para reconvertir la compañÃa en comunicaciones y tecnologÃa; de golpe se cambiaron las computadoras, los switches y conmutadores telefónicos y se instaló fibra óptica para unir todas las sucursales, “cuando esta tecnologÃa nadie la tenÃa”.
Fueron seis años de alianza Ingram-Dicom, durante los cuales se metió muy fuerte a las compras de mayoreo e implantó sistemas de radio para control de producto en las bodegas.
En este punto, RodrÃguez es claro y realista, ya que vender más no se puede hacer con la misma fuerza, “es lo que muchos no entienden y quieren vender el doble con los mismos recursos”.
Bajo esta premisa en Ingram Dicom lograron hacer un sistema donde todo lo que se vendÃa tenÃa que ser puesto diario; es decir, nadie se podÃa ir a su casa hasta que no estuvieran todos lo pedidos del dÃa, lo que se tradujo en poner más turnos.
Lo anterior colocó a la empresa como lÃder en su nicho, el entrevistado recuerda que entre sus competidores estaban MPS, “con el buen MartÃn MexÃa, y Merysel; sin demeritar a otros competidores que estaban situados en otras partes del paÃs, ya que estábamos en todos los nichos: computadoras, periféricos, accesorios, redes, software”.
Las condiciones de salida
Después de estar al frente, una serie de acontecimientos marcaron a José Luis RodrÃguez para decidir salirse del negocio.
Entre ellas, que la compañÃa se volvió pública y su dueño, el señor Ingram, falleció. Encima, el trabajo de campo que realizaba RodrÃguez se convirtió a uno de escritorio, por todo ello decidió dejar la compañÃa.
“Me considero un director de primera lÃnea por estar en la lÃnea del frente; me gusta estar en la avanzada, no en la retaguardia, y comencé a hacer chamba de retaguardia y me dejó de interesar, querÃan ponerme en el escritorio y eso no era lo mÃo, ya era más trabajo corporativo y eso me fue orillando a tomar la decisión de retirarme”.
Su salida fue muy triste, pero ocurrió cuando la compañÃa estaba en mejor momento: era 1999 cuando entrega el equipo y hace valer su palabra: no hacer o poner una empresa que le hiciera competencia a Ingram.
El entrevistado ve a lo lejos, pierde la vista y se pone nostálgico al comentar la emoción que vivió cuando todos sus colaboradores le dieron un abrazo al salir.
“Se me pone la piel chinita de acordarme: fue increÃble. Luego se enteraron los distribuidores; me hicieron una gran despedida que organizaron ellos. Eso me dio mucho gusto. Ahà me demostraron que tenÃan para mà una amistad real”.
El nuevo rumbo de la industria
RodrÃguez comenta que una vez que salió de la industria se han dado muchos cambios: “En la década del 2000 el mayoreo entró en una crisis por los jugadores que salieron y porque se ha reconvertido el mercado. Veo mucho mayoristas, quizá demasiados y chicos; se dará una depuración, como la hubo en mi tiempo; yo tenÃa 40 competidores, de los cuales quedaron cinco. Son muchos y no caben tantos jugadores, no hay mercado ni volumen para ser rentables”.
En este sentido mandó un mensaje a los mayoristas actuales que están creciendo de manera desmedida: “Abusados, los que ya tienen 17 sucursales; no es abrirlas o inaugurarlas, sino manejarlas, controlarlas y hacerlas eficientes cada una; no digo que es imposible, pero no es nada fácil”.
¿Cómo ha evolucionado el distribuidor?
Se ha hecho diferente, el mercado siempre pide cosas diferentes, se ha hecho un mercado más maduro con más jugadores y significa que hay lugar para todos, porque también el mercado crece, ahora vender una computadora no es un reto, antes sÃ, comenta RodrÃguez respecto de la evolución del distribuidor.
“Lo que veo desde fuera es que el negocio como tal se está volviendo muy estándar y creo que está por venir o se perciben nuevos cambios en los productos; estuvimos mucho tiempo sentados sobre el modelo PC, el único que lo ha entendido es Apple, que siempre ha sido una marca donde Steve Jobs está innovando completamente”.
En este sentido, dijo que el distribuidor debe saber identificar oportunidades, por ejemplo el iPod, que de un producto hay más de 200 que están alrededor de él.
“Asà fue la computadora: no se vendÃa una PC, sino los suministros que estaban alrededor de ella son el negocio. Espero que esto no se acabe, pero el distribuidor debe ofrecer todo lo que haya alrededor de un servicio o producto, asà sea un simple tornillo”.
Transnacionales de compras
En medio de complicaciones económicas, los mayoristas estadounidenses entraron al paÃs.
“Que vienen los gringos y compraron primero la empresa de Gonzalo (de Velasco) y Miguel (de Lascuráin) –Merysel compró a Dynamia–, son los primeros que caen ante el poder de los vecinos del norte”, menciona.
En ese momento Dicom hacÃa ruido a Ingram Micro en Estados Unidos, porque le compraba mucho volumen a raÃz de que Dicom comenzó a traer sus productos para tener mayor disponibilidad; éstos eran los que los que sentÃan qué iba a requerir el mercado o que no tenÃan representante en México.
La experiencia de Ingram Micro
Ingram Micro venÃa de una compañÃa hermana llamada Ingram Book, donde aprendió a distribuir libros en serio; era el distribuidor más importante de libros en EU, con más de 150 mil tÃtulos diferentes en su bodega, “ésas sà eran broncas, nosotros tendrÃamos 2 mil productos”. Esa experiencia la pasó Ingram Micro a la parte de cómputo.
“Ahora que mayoristas pequeños tienen cierto número de sucursales, les digo que se cuiden porque no sólo es ponerlas, sino rotarlas, controlarlas y que sean eficientes”.
La carta a los fabricantes
Aconteció que el director general de Ingram Micro, un gran lÃder para RodrÃguez, dejó la compañÃa.
“Cuando ocurrió la devaluación del 94, Chip Lacey vino a México a apoyarme y de verdad le entró a lo que hubiera que hacer, dijo: ‘No podemos vender en dólaresÂ’; hacÃamos esto supuestamente para estar protegidos contra una devaluación y no era cierto, el caso era que nos estaba llevando la fregada y decidió que vendiéramos en pesos”.
Fue cuando Ingram lanzó la famosa carta hacia los fabricantes, a quienes se les hizo muy dura; ésta decÃa que a partir de cierta fecha quien quisiera vender por medio de Ingram tendrÃa que facturar en pesos.
“La firmaba Chip Lacey, quien era el director general de todo Ingram en el mundo; era una bomba atómica, porque él tenÃa en sus manos las negociaciones en el plano mundial de empresas como IBM, HP, Compaq, Intel; no era cualquier pelado e iba en serio: quien no facturara en pesos iba a dejar de ser nuestro proveedor. Acer fue el primero en entrarle a la onda y comenzó a vender en pesos”.
Retail: si no soy yo, alguien más lo hará
“Y se va dando que te vas actualizando, era la tendencia. De igual forma, ya no serÃa el gran sabelotodo y quedarme en mi coto de poder, sino agarrar las oportunidades que hay en el mercado.
“Todo pasó al mismo tiempo; en EU ya se le estaba vendiendo al retail y habÃa tratos multinacionales, pero cada paÃs podrÃa negarse, porque entrarle significaba grandes cambios.
“Por ejemplo, a los distribuidores se entregaba en camioneta en horarios especÃficos y de lunes a viernes, y el retail pedÃa entregar en sábado, a medianoche y con palet de especificaciones especiales de transporte.
“Tuvimos que adecuarnos a sus palets, comprar camiones, fue un cambio complicado, pero no puedes cerrarte a otras propuestas, porque igual y ellos iban a traer su producto y lo iban a hacer con o sin nosotros y nos tuvimos que adaptar. Es lo que debe hacer el mercado, adaptar su negocio a lo que pida el mercado”.