300 números después
En los últimos seis años se han gestado importantes cambios en la industria de la tecnología y frente a nuestros ojos hemos visto desfilar nuevas propuestas, modas, ascensos increíbles y fracasos aleccionadores. Sin embargo, uno de los más grandes cambios es el que eSemanal ha generado en cada persona que, en sus páginas, ha dejado parte de su vida.
Recuerdo perfectamente el primer dÃa que visité las instalaciones de la editorial, entonces en la esquina de Morena y Mier y Pesado. Eran las siete de la noche de un dÃa jueves del mes de febrero del año 2000 y el quinto piso del edificio se encontraba completamente a obscuras, pues todo el personal se habÃa retirado para reponerse del pesado cierre del dÃa anterior, todos, menos una persona. Ahà se encontraba Adán OlguÃn, entonces jefe del laboratorio de pruebas de la casa editorial, quien me recibió para aplicarme lo que serÃa mi prueba para ingresar a este equipo. Me pidió que evaluara un módem Viking, el cual, como detalle curioso, no tenÃa controladores. Luego de un rato, concluà la prueba y me despedÃ. Envié mi texto al dÃa siguiente y fui informado de que debÃa visitar a Javier Matuk, quien me darÃa el visto bueno para ser aceptado. Entonces ignoraba que habÃa sido entrevistado por dos gigantes de los medios de tecnologÃa.
PodrÃa narrar con detalle cada pormenor desde entonces; sin embargo, lo relevante de esta historia es que a partir de entonces he tenido la maravillosa oportunidad de convivir con personas que, de una forma de otra, han cambiado el panorama de la industria de TI y de la comunicación, asà como de ser testigo –y en primera fila– de los cambios que ha tomado el rumbo de la tecnologÃa.
Asà pues, pasamos de un mundo dividido en Windows y Mac a un escenario donde las Mac podrán usar Windows y las PC pueden correr otros sistemas sólidos, confiables y gratuitos. Vimos también cómo la, entonces implacable, ley de Moore se vino abajo y los fabricantes dejaron atrás la carrera de los MHz para concentrarse en lo que sà importa: el desempeño.
Vimos cómo un estándar de compresión de audio puso a temblar a los gigantes de la música, acortó la vida comercial del estándar CD Audio y salvó de la quiebra a una empresa que ahora vive de vender reproductores y contenido para éstos.
Vimos cómo el pez grande se comió al chico y luego fue comido por uno más grande, en casos como los de Compaq, Linksys o la división de PC de IBM.
Vimos cómo un buscador se convirtió en “El buscador” y cómo se ha llegado a ser una de las empresas de mayor crecimiento en los últimos años con el mérito de no haber cobrado un solo dólar al usuario final.
Vimos cómo los discos de 5.25 fueron desplazados por los de 3.5 y éstos han sido empujados, poco a poco, fuera del mercado por dispositivos que, en el espacio que ocupa una caja de cerillos, pueden almacenar más información que los discos duros de hace 10 años.
Vimos cómo los virus dejaron de ser virus y cómo, en vez de borrar archivos o inutilizar computadoras, ahora buscan tomar control de redes completas, robar identidades y paralizar servidores.
Pasamos de ver Internet como una herramienta para enviar y recibir datos, para concebirla como algo indispensable, casi sagrado; sin la cual el mundo y los negocios, como los conocemos, no podrÃan existir. Esto sólo por mencionar algo. Efectivamente en 14 años pasan muchas cosas.
En 14 años un periódico llamado PC Semanal pasó de ser una de las primeras publicaciones de tecnologÃa en América Latina a ser eSemanal, lÃder en comunicación para el canal de distribución de TIC.
Respecto de la gente que ha hecho posible que eSemanal sea lo que es ahora, podrÃa mencionar que basta echar un vistazo al panorama de la industria y de los medios para notar que reconocidas personalidades formaron parte de las filas de esta publicación.
El dÃa de hoy, 300 números después de mi primera participación en eSemanal, me siento orgulloso de formar parte de este equipo y de poder, por esta ocasión, dejar un poco los megabytes, gigahertz, conectores, puertos y estándares para dirigirme a usted de otra forma y contarle sobre aquello que no se ve, pero que, como el bus de una PC, hace que la información fluya rápida y oportunamente hasta su destino. Esta vez le puedo hablar directamente y agradecerle por su atención, pero sobre todo, por su confianza.
Hoy 300 números después, sólo me resta decirle a usted, que nos lee cada semana, gracias.