Editorial

SARS aplicado al sector

Curiosamente siempre que hay de por medio una guerra, paralelamente surgen epidemias con virus excepcionalmente raros y que, una vez concluída la etapa bélica, desaparecen como llegaron. Hoy tenemos el Síndrome Adquirido Respiratorio Severo (SARS) que está relacionado con la guerra entre el gobierno de Estados Unidos y el régimen de Iraq.

No es el único ejemplo, en el conflicto entre Somalia y también el imperio estadounidenses surgió el Évola y bueno, hasta el más ingenuo de los seres humanos puede sospechar sobre la existencia de una ‘mano negra’ -que en estos casos, tal vez sea güera.
Hay otras guerras de bajo impacto que también desatan varios virus -no necesariamente cibernéticos-. Porque algunos fabricantes comienzan a competir como si fueran realmente enemigos a muerte; emplean cualquier medio para agredir a su prójimo y escatiman recursos para aplastar a quien se les ponga encima.
A su vez, al ver cortados sus márgenes de ganancias, los distribuidores generan una férrea lucha por sobrevivir, haciendo casi cualquer cosa para vender un equipo más que el local de enfrente.
Obviamente que esta guerra de bajo impacto incide directamente en el usuario final, que quizás acabe por adquirir un producto ajeno a sus necesidades.
Esta tendencia produce un virus llamado canibalización, donde la competencia por el precio es la médula espinal de los negocios. Finalmente, dicen los resellers “si los propios fabricantes iniciaron esto, ahora a ver quién nos detiene”.
Muchos analistas piensan que con esta nueva enfermedad, el canal tradicional, digamos los distribuidores conocidos como mueve cajas, terminarán por desaparecer; por ejemplo, varios fabricantes de equipo de cómputo han visto que el mejor canal de ventas se llama retail, dejando morir al canal infectado.
La buena noticia es que todo virus precedido por una guerra llega a su fin (a veces de manera mágica); pero en caso de que su existencia parezca definitiva, las medidas a tomar son: conocer cómo se contrae para evitar, en la medida de lo posible, el contagio; y aunque es probable que pueda inventarse alguna vacuna -por la cual, habrá inmunidad-, nunca hay que dejar de lado la posibilidad de que el virus mute, por lo que el contagio llegaría por otro lado.
En términos más sencillos: vacunarse contra ese mal llamado canibalización implica ver a futuro, también conlleva a un nuevo esfuerzo donde esté implícita la capacitación, diferenciador último y primero, entre los resellers y el retail.
Pero por supuesto, un virus no es eliminado por los pacientes, sino por los científicos, que en este caso son los propios fabricantes, mayoristas y los medios de comunicación, como eSemanal, quienes deben dar las soluciones a los problemas frecuentes de esta industria.
En caso contrario habrá que dedicarse a otra cosa, o bien, infectar de nuevos virus de confusión y resentimiento tal como sucede en otros lugares. Al menos aquí, en nuestra publicación, no hay foco de infección…

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