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Regresar a lo básico

Conocimiento es la palabra toral al momento de entender un proceso de negocios exitosos, pues es un aspecto elemental para así agotar todas las posibilidades de continua preparación cada día.

El conocimiento implica control y regulación de los distintos procesos en la vida. En la medida en que somos conscientes de ello se clarifican los contenidos de lo que conocemos y de lo que no conocemos, lo que conlleva a establecer parámetros de actuación ante diversas situaciones.
Pero, ¿y todo lo anterior qué?
En una industria en constante cambio, el “saber” se vuelve fundamental a la hora de tomar decisiones. Y no se trata sólo de “dominar” los temas relacionados con las TIC, además hay que tener certeza del contexto general de la sociedad en la que estamos inmersos, y los procesos que de ella emanan (sociales, políticos, económicos, culturales, etcétera).
No se trata de ser un “sabelotodo” que no sabe nada, ni tampoco ser un teórico al que le asusta cualquier tipo de acción o reacción, el asunto es más simple: hay que regresar a lo básico.
El hambre de conocimiento jamás debe fenecer
Cuando se es niño, el mundo es tan asombroso que no existen los límites. La imaginación manda y es parte de la realidad cotidiana de los infantes.
Experimentar, descubrir, observar, reflexionar, no complicar lo simple son los rasgos de un conocimiento verdadero. Ese proceso de la vida de un ser humano no está vinculado con trabas o prejuicios (éstos se van creando después), es como si se desarrollara un prototipo de software con características ilimitadas y de código abierto e infinito.
El asunto es saber dónde queda todo eso, a dónde va. Naturalmente, el proceso de “conocer”, en un ser humano es, sin duda alguna, una actividad compleja, que incluye factores tales como: afectos, emociones, motivaciones, etcétera.
Ahí está el fondo, en la forma; es decir, unir estos aspectos como ejes de lo “intelectual”, eso es lo básico.
El canal de TIC y el conocimiento
Todos los que forman parte de la industria deben considerar que el conocimiento es el mayor sustento de su trabajo. Es decir, los adelantos tecnológicos de estructura e infraestructura, tienen como base el razonamiento humano.
Y es fundamental no sólo saber, también es parte del trabajo de todos los días trasmitir ese conocimiento a clientes, usuarios finales, socios de negocio.
No se puede navegar con bandera de incertidumbre, hay que capacitarse constantemente y renovar ese espíritu “infantil” guardado en algún lugar del pasado.
No hay fórmulas
No hay método infalible para ser un buen aprendiz, lo ideal sería ser siempre un “cazador”, un “aventurero” del conocimiento. Hay que despejar la mente y retomar sobre cuatro puntos primordiales a la hora de entender al conocimiento como balanza entre el éxito y el fracaso:
-Factores internos. Acertar o errar depende de la propia capacidad para enfrentar una situación de manera adecuada
-Factores de inestabilidad. Tratar de adecuar las estrategias, con base en un conocimiento previo, para solucionar la situación presentada
-Factores de control. Controlar la estrategia y evitar errores que se hayan tenido anteriormente
-Factores específicos. Entender los detalles del error para realizar un mejor análisis en una siguiente ocasión
En suma, cuando se posee la certeza del conocimiento, éste ajusta las expectativas del individuo a la realidad; mientras que aquellos con un grado menor de conocimiento esperan y se aferran a resultados muy lejanos a la realidad. Simplemente hay que seguir preparándose.

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